domingo, 30 de junio de 2019
Peppermint Candy (Bakha Satang, 1999)
Reseña: Suele darme desconfianza cuando una película emplea trucos tales como contar su historia en reversa (en otras palabras, empezar por el final y terminar por el principio). En la mayoría de los casos, estrategias de ese tipo suelen utilizarse para simular complejidad donde no la hay, contando historias simples de manera innecesariamente complicada. Sin embargo, Peppermint Candy es uno de los pocos casos en los cuales el relato en reversa no es un mero "gimmick", sino que está plenamente justificado como herramienta narrativa que complementa y enriquece la experiencia.
Peppermint Candy comienza con un hombre claramente angustiado que se suicida en la vías de un tren. Luego, la película va retrocediendo mostrándonos episodios significativos en la vida de ese personaje, los cuales fueron fundamentales en su existencia, además de haber moldeado su carácter. Lo valioso de Peppermint Candy es que, al estar contada de esa manera, se nos presenta como un rompecabezas que vamos armando gradualmente, de manera que cada pieza que vamos agregando aporta algo sustancioso al tapiz narrativo. De esa manera, todo va adquiriendo profundidad y significados nuevos a medida que la experiencia avanza, hasta concluir en un final satisfactorio que le brinda un carácter circular a la película entera.
El elenco completo de Peppermint Candy hace un excelente trabajo en sus papeles, destacando Seol Gyeong-gu en el personaje principal, enfrentando un rol difícil y complejo con absoluta naturalidad. Por su parte, el director Lee Chang-dong (quien alcanzó reconocimiento a nivel masivo el año pasado con la película Burning -Beoning, 2018-) sabe manejar el drama con delicadeza y buen gusto, pero sin por ello descuidar el impacto emocional (sobre todo en una extraordinaria escena que transcurre en un hospital).
Aunque Peppermint Candy no sea una película con giros inesperados, conviene saber lo menos posible sobre ella antes de verla. De esa manera, se podrá apreciar mejor la experta manera en la cual su narrativa fue construida, haciendo que el espectador sea un participante activo de ella y recompensándolo con una experiencia en la cual cada pequeño elemento contribuye a formar un todo emocionalmente rico y narrativamente muy satisfactorio.
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