Reseña: Las películas del director Jim Jarmusch definitivamente no son para todos los gustos, pero yo generalmente disfruto su lánguido y parsimonioso estilo. Como ejemplo de esto, tenemos a The Limits of Control, quizás su película más inaccesible y críptica (al menos de las que he visto), pero que sin embargo, logró capturarme en todo momento. Todo en esta cinta es enigmático e intrigante; a decir verdad, no hay mucha trama, pero el guión está lleno de elementos y personajes extraños, a los que resulta muy difícil de descifrar. Pero es justamente esa rareza, esa sensación de que hay algo muy extraño por debajo de cada escena lo que logró manterme atento e interesado. La dirección de Jarmusch refuerza el enigmático tono de todo lo que vemos (por cierto, hablando de ver, el estilo visual creado por Jarmusch y su cinematógrafo Christopher Doyle es sumamente atractivo), y para cuando la película terminó, seguía dando vueltas en mi cabeza, preguntándome el significado de lo que había visto. Eso no lo logran todas las películas, y quizás esa frase englobe la razón por la cual generalmente me gustan las películas de Jarmusch: provocar al espectador (al menos a mí) y dejarlo pensando partiendo de un escueto guión. Entonces, a mí me gustó The Limits of Control, pero es perfectamente entendible que otras personas la odien. Ante una cinta como esta, solo queda amarla o detestarla... pero es imposible que despierte indiferencia.
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