lunes, 18 de febrero de 2019

Can You Ever Forgive Me? (2018)

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Reseña: Can You Ever Forgive Me? es la biografía de Lee Israel, una biógrafa de celebridades que, debido a una serie de dificultades económicas, inició una carrera criminal falsificando cartas de famosos para luego venderlas a coleccionistas. A pesar de que haya tenido que convertirse en una delincuente de medio pelo, el principal atributo de la película es la empatía que dicho personaje despierta en la audiencia. Con sus virtudes y sus errores, podemos realmente comprender a Israel y sentir de manera íntima su humanidad, y eso bastó para sostener mi interés a lo largo de la cinta.

Claro, también ayuda mucho la fantástica actuación de Melissa McCarthy en el personaje central, logrando componer un personaje complejo con total credibilidad, y llenándolo de detalles que parecen pequeños, pero que, en realidad, nos dicen mucho sobre ella. McCarthy es más conocida como comediante, pero ojalá su tremendo desempeño en Can You Ever Forgive Me? le abra las puertas a más papeles dramáticos. Y, ya que estoy hablando del elenco, no puedo dejar de mencionar la también estupenda actuación de Richard E. Grant como el mejor amigo de Israel quien incluso la termina ayudando en su carrera delictiva. Tanto McCarthy como Grant logran que sus personajes sean realmente entrañables, y es un placer verlos interactuar gracias a la maravillosa química que se genera entre ambos.

Por su parte, la directora Marielle Heller conduce la narrativa de Can You Ever Forgive Me? con sobriedad, lo cual le sienta bien al estilo de Can You Ever Forgive Me?, aunque quizás la hace sentir un poco escasa de personalidad, y creo que eso fue lo que le faltó a esta película para ser genuinamente memorable. A pesar de eso, hay muchas virtudes para apreciar en Can You Ever Forgive Me?, aunque termina quedando la sensación de que podría haber llegado más lejos con alguien que tuviera un poco más de visión tras las cámaras.

De todas maneras, Can You Ever Forgive Me? me pareció una sólida película que logró mantener mi interés hasta llegar a una conclusión agridulce que logra ser emotiva con elegancia y buen gusto. Además, tan solo las brillantes actuaciones de McCarthy y Grant constituyen razón suficiente para recomendar esta película con confianza, a pesar de no alcanzar un nivel excepcional ni perdurar en el recuerdo a largo plazo.

miércoles, 6 de febrero de 2019

Van Gogh en la Puerta de la Eternidad (At Eternity's Gate, 2018)

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Reseña: En teoría, Van Gogh en la Puerta de la Eternidad puede sonar como tantas "biopics" sobre figuras trágicas y atormentadas (recordemos que Vincent Van Gogh fue, en su época, un genio incomprendido que vivía en la pobreza y sufría de problemas mentales). Afortunadamente, Van Gogh en la Puerta de la Eternidad no está interesada en enunciar una lista de hechos, sino en ofrecer una experiencia visceral que nos sumerge por completo en el último período de la vida de Van Gogh, haciéndonos compartir de manera palpable su lucha contra los problemas mentales y su particular mirada del mundo y del arte.

Eso quiere decir que Van Gogh en la Puerta de la Eternidad no está interesada en lo puramente narrativo, sino en capturar sensorialmente la perspectiva del protagonista. Entiendo que muchos espectadores se sentirán aburridos con las extensas escenas que no muestran otra cosa que a Van Gogh caminando por la campiña francesa o con los igualmente prolongados diálogos que comparte con otras personas, pero a mí no me molestaron para nada esos elementos, ya que contribuyen poderosamente a crear un clima inmersivo y a pintar al personaje principal de manera precisa y elocuente, a diferencia de otras "biopics" que se preocupan más los eventos reales que por pintar un auténtico retrato del sujeto examinado.

Allá por el 2007, el director Julian Schnabel realizó la aclamada película La Escafandra y la Mariposa (Le Scaphandre et le Papillon), en la cual demostró un virtuoso manejo de los elementos audiovisuales para ponernos en la piel de un hombre con todo su cuerpo paralizado a causa de un accidente cerebrovascular. En Van Gogh en la Puerta de la Eternidad, Schnabel realizó algo similar a pesar de contar una trama completemante diferente, demostrando un excelente manejo de cámara (manteniéndola siempre inquieta, aunque nunca perdiendo la claridad de lo que ocurre) y sabiendo capturar la campiña francesa con lujo de detalle y contrastes (se nota que Schnabel también tiene trayectoria como pintor gracias a su ojo para los detalles y su eficaz manejo de la paleta de colores, auxiliado por el cinematógrafo Benoît Delhomme).

Por su parte, las actuaciones de Van Gogh en la Puerta de la Eternidad me parecieron excelentes. Willem Dafoe realiza un trabajo sublime en el personaje principal. Muchas veces, cuando un actor encarna a un personaje histórico, comete el error de quedarse superficial, haciéndolo más parecido a una caricatura que a otra cosa (por poner un ejemplo, Eddie Redmayne en La Teoría del Todo -The Theory of Everything, 2014- viene a la mente). A diferencia de eso, Dafoe compone el rol de Van Gogh desde adentro, y el resultado final es extraordinario, entregando un trabajo repleto de matices y detalles, y genuinamente tomando posesión de su personaje gracias a la transformación interna que supo lograr. El resto del elenco ocupa papeles con más o menos tiempo en escena, pero todos brindan desempeños brillantes, destacando a Oscar Isaac como Paul Gauguin y el gran Mads Mikkelsen como un sacerdote.

Por el lado negativo, diré que sentí a Van Gogh en la Puerta de la Eternidad un poco apresurada en sus minutos finales, lo cual hizo que la experiencia tuviera un cierre levemente abrupto. De todas formas, no es un error grave ni me impide recomendar Van Gogh en la Puerta de la Eternidad (aunque con la advertencia de que, como dije anteriormente, no será para todos los gustos) como una poderosa y muy interesante experiencia cinematográfica que sabe interpelar al espectador y hacerlo íntimo partícipe de lo que ocurre en escena.

Brothers' Nest (2018)

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Reseña: Después de poco más de una semana de haber visto The Standoff at Sparrow Creek (2018), me encuentro con la película Brothers' Nest, otra muestra de cine minimalista con un reducido número de personajes en unas pocas locaciones. Sin embargo, debo decir que Brothers' Nest dista mucho de estar entre las mejores muestras de ese tipo de cine, y creo que podría haber llegado mucho más lejos con un mejor director tras las cámaras.

Las mejores muestras de cine minimalista logran brindar una visión cinematográfica a lo que, en teoría, puede sonar teatral. Ese no es el caso de Brothers' Nest. En este caso, el minimalismo se termina traduciendo como monotonía y estatismo, ya que la impersonal dirección de Clayton Jacobson (quien también interpreta un rol co-protagónico) no logra brindarle vuelo visual a la experiencia ni mucha personalidad, por lo que termina tornándose un poco aburrida en más de una ocasión.

Por su parte, el guion (el cual se centra en dos hermanos que se dirigen a una casa rural con el fin de cometer un delito) plantea algunos interesantes temas y hasta contiene algunos giros inesperados. Sin embargo, dichos giros no logran despertar emoción, sino indiferencia debido a la general falta de energía que proyecta Jacobson tras las cámaras. Es una lástima que eso haya ocurrido, porque creo que, en manos de un director más talentoso, Brothers' Nest hubiera podido sacar mucho más provecho del ocasional ingenio del libreto para ser un thriller modesto pero eficaz, y generando momentos de auténtica sorpresa en lugar de despertar un frío "meh..."

Las actuaciones de Clayton y Shane Jacobson son competentes, y seguramente por también ser hermanos en la vida real, poseen una creíble química fraternal. Hay otros actores en el reducido elenco, pero hacer referencia precisa de ellos quizás constituiría "spoilers", así que omitiré hablar sobre ellos. Entonces, resumiendo, Brothers' Nest tiene algunas virtudes, pero la floja dirección de Jacobson termina opacándolas, haciendo que la experiencia sea poco satisfactoria y se quede corta del potencial que ofrecía el guion. En pocas palabras, una oportunidad desperdiciada. Lástima.

lunes, 4 de febrero de 2019

Operación Overlord (Overlord, 2018)

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Reseña: Operación Overlord cuenta un tipo de historia que se ha visto en varias ocasiones en el cine bélico: durante la Segunda Guerra Mundial, un grupo de soldados estadounidenses se embarca en una misión suicida para detonar una torre de comunicaciones en la Francia ocupada por los nazis poco antes del desembarco de Normandía. Sin embargo, lo que encuentran en la torre es... no diré qué, pero es algo que ubica a Operación Overlord de lleno en el género de terror. Ciertamente fue una interesante idea combinar dos tipos de cine que, a priori, suenan completamente distintos, aunque el resultado final, si bien entretiene, resulta poco memorable.

Para empezar, creo que le faltó un poco más de desarrollo al guion, no tanto en los aspectos generales, sino en los particulares. Cuesta creer que los personajes pierdan tantas veces la oportunidad de matar a alguien, o que cometan errores básicos, o que simplemente encuentren soluciones tan convenientes. Eso resta credibilidad al relato, y nos recuerda demasiadas veces que, a fin de cuentas, estamos viendo una película, "sacándonos" de la experiencia en más de una ocasión.

Por el lado positivo, definitivamente se nota que Operación Overlord es una súper-producción hollyoodense que tuvo la suerte de contar con abundantes recursos. La manufactura de la cinta está muy bien pulida, y las escenas de acción (particularmente la del inicio) están realizadas en una escala tal que resultan creíbles e inmersivas (en este punto, también merece mención el director Julius Avery). Por su parte, el "gore" es verdaderamente delicioso, regodéandose de lleno en copiosas cantidades de fluido rojo, además de retratar la violencia de forma cruda y realista.

Por su parte, Jovan Adepo, Wyatt Russell, John Magaro e Iain de Castecker brindan competentes actuaciones como los soldados, brindando credibilidad y generando empatía con la audiencia. También merecen mención los desempeños de Mathilde Ollivier como una joven francesa que se ve involucrada con los soldados y Pilou Asbæk, quien logra ser apropiadamente repulsivo en el papel de nazi.

A fin de cuentas, Operación Overlord me mantuvo entretenido escena por escena sin el más mínimo atisbo de aburrimiento, aunque una vez que termina, resulta inmediatamente olvidable. Quizás puliendo mejor el guion o redondeando mejor la experiencia completa hubiera logrado ser algo más que un simple pasatiempo. Aún así, pasé un buen rato viéndola, y eso basta para darla una mediana recomendación como una decente fusión de terror y cine bélico que se disfruta mientra se ve, aunque tendría que haber llegado más lejos para permanecer en la memoria.

Desayuno en Plutón (Breakfast on Pluto, 2005)

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Reseña: Desayuno en Plutón retrata la vida de un joven travesti que fue abandonado por su madre cuando era bebé, y siempre estuvo obsesionado con conocerla, por lo que viaja desde Irlanda hasta Inglaterra para poder encontrarla y conocerla. La película (basada en una novela escrita por Patrick McCabe) cuenta ese relato dividiéndolo en un extenso número de capítulos, y el resultado final es irregular, aunque no exento de interés.

La razón de esa irregularidad es justamente el hecho de que la cinta esté dividida en capítulos, ya que algunos funcionan mejor que otros. De todas maneras, la consecuencia más molesta de ello es que nunca sentimos que estamos presenciando una narrativa cohesiva y unificada, sino una mera sucesión de viñetas, de las cuales algunas son simpáticas y entretenidas, mientras otras se tornan irrelevantes y tediosas. Quizás eso se haya debido a una deficiente adaptación cinematográfica de la novela original, pretendiendo condensar demasiado material en poco más de dos horas.

Afortunadamente, en el balance general, son más los momentos que funcionan en Desayuno en Plutón que los que no. Adicionalmente, creo que la película logra un eficiente balance entre un agradable sentido del humor y momentos emocionales que resultan sinceros y emotivos. También ayudan mucho las excelentes actuaciones del elenco entero, empezando por el impecable desempeño de Cillian Murphy en el personaje principal, resultando sutil, expresivo y sumamente creíble. Todo el resto del elenco también encaja a la perfección en sus papeles, destacando a Liam Neeson como el sacerdote que crió al protagonista, demostrando lo desperdiciado que ha generalmente estado en los papeles de acción en los cuales eventualmente terminó encasillado.

En conclusión, Desayuno en Plutón ofrece suficientes virtudes para compensar hasta cierto punto sus fallas, por lo que creo que eso basta para hacerla merecedora de una moderada recomendación. Le hubiera hecho falta un guion más fluido y compacto para ser totalmente satisfactoria, pero aún así, vale la pena verse por sus buenos momentos, sólidas actuaciones y la exuberante visión del director Neil Jordan. Ah, y por la excelente banda sonora.

Velvet Buzzsaw (2019)

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Reseña: Luego de haber trabajado varios años como guionista, Dan Gilroy tuvo un maravilloso debut como director con Nightcrawler (2014), la cual creó enormes expectativas para sus próximos proyectos. Su segunda película, Roman J. Israel, Esq. (2017), fue generalmente repudiada, pero personalmente, me encuentro en la minoría que disfrutó esa película; ciertamente no estaba al nivel de Nightcrawler, pero nuevamente volvió a atraparme el preciso trabajo de Gilroy como director y guionista. Por todo ello, tenía elevadas expectativas antes de ver Velvet Buzzsaw, la tercera película de Gilroy... aunque lamento decir que, en esta ocasión, terminé decepcionado.

En sus dos películas previas, Gilroy demostró gran interés en introducir al espectador a universos muy específicos. En Nightcrawler, retrataba el mundillo nocturno de aquellas personas que se dedican a filmar accidentes o episodios de violencia para luego venderlos a canales de televisión siempre hambrientos de amarillismo y morbo. En Roman J. Israel, Esq., el foco estuvo puesto en el mundo de los abogados, encontrando el eje en un protagonista que siempre se desempeñó en su profesión de manera intachable a pesar de moverse en un entorno con pocos escrúpulos. Ahora, en Velvet Buzzsaw, Gilroy retrata  y satiriza el mundo del arte en la forma de varios personajes vinculados a él, como pintores, galeristas y críticos. Adicionalmente, se añaden elementos propios del cine de terror, ya que la trama de Velvet Buzzsaw gira en torno a unas misteriosas pinturas que se descubren, y que se encargan de asesinar a todas aquellas personas que busquen sacar un rédito económico de ellas.

Como película de terror, Velvet Buzzsaw es un fracaso absoluto. Nunca se genera la más mínima atmósfera ni sensación de temor, además de que los elementos sobrenaturales se sienten añadidos a la fuerza. Sé que ellos forman parte de la intención satírica de Gilroy, pero creo que están tan mal implementados que parecen salidos de otra película, y añadidos de manera tan poco orgánica que terminan estorbando constantemente. En lo que respecta al "gore"... olvídense, porque es inexistente; las muertes están retratadas de manera totalmente insulsa, y solo terminamos viendo un poco de sangre, por lo que Velvet Buzzsaw ni siquiera logra impactar en ese superficial nivel.

En lo que respecta a la sátira, inicialmente parece prometedora, introduciéndonos a un amplio número de personajes y planteando temas como la avaricia y la falta de códigos. Lamentablemente, la sátira de Gilroy termina siempre rondando sobre los mismos puntos, por lo que nunca se los termina llevando a algo sustancioso o satisfactorio. Simplemente se terminan repitiendo los mismo temas una y otra vez hasta llegar al punto del hastío. Adicionalmente, hay varios personajes que están tan pobremente desarrollados que no se entiende bien para qué están (el ejemplo más claro es el que interpreta John Malkovich).

En cuanto al elenco, Gilroy reclutó a dos actores con quienes ya había trabajado en Nightcrawler: Jake Gyllenhaal y Rene Russo (esposa del director en la vida real, por cierto). El desempeño de Gyllenhaal en Velvet Buzzsaw no es bueno en el sentido convencional, pero su desorbitada sobreactuación funciona como un buen antídoto contra el aburrimiento que Velvet Buzzsaw genera con demasiada frecuencia. En cuanto a Russo, lamento decir que está totalmente desperdiciada en esta ocasión, lo cual también aplica a otros sólidos intérpretes como Toni Collette y el previamente mencionado Malkovich. Por cierto, la actriz Zawe Ashton (quien era una desconocida para mí antes de ver esta cinta) interpreta un rol bastante prominente en Velvet Busszaw, pero su trabajo me pareció atroz, y se cuenta entre los peores puntos de la experiencia.

Como dije al principio de esta reseña, tenía altas expectativas antes de ver Velvet Buzzsaw, pero lamento decir que terminó resultando mi primera gran decepción del 2019. Francamente, no me gustó y me pareció muy floja, por lo que no puedo recomendarla. Aún así, seguiré teniendo fe en la carrera de Gilroy; sus dos películas previas fueron lo suficientemente sólidas como para seguir confiando en él, y espero que Velvet Buzzsaw haya sido simplemente un traspié del cual se repondrá en sus próximos proyectos.

viernes, 1 de febrero de 2019

Cous Cous, la Gran Cena (La Graine et le Mulet, 2007)

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Reseña: Lo primero que llama la atención en Cous Cous, la Gran Cena es el hipnótico naturalismo logrado por el director Abdellatif Kechiche. Absolutamente todas las escenas de la películas están retratadas de manera tan genuina y realista, y los actores hacen un trabajo tan bueno en sus roles, que realmente parece que estamos siendo íntimos partícipes de las vidas cotidianas de los múltiples personajes que forman parte de esta cinta, la cual, en líneas generales, gira en torno a un hombre que acaba de perder su trabajo y desea poner en marcha un restaurante propio.

La extensa duración de Cous Cous, la Gran Cena (dos horas y media) se siente plenamente justificada, y no hay ni un momento que se sienta de relleno ni innecesario. Hay una vasta cantidad de personajes en esta película, y todos ellos están desarrollados de manera minuciosa e interesante, por lo que todos terminan aportando elementos ricos y sustanciosos a la cinta. Adicionalmente, las actuaciones son realmente estupendas, como mencioné anteriormente; cuesta creer que estemos viendo a personajes siguiendo un guion, ya que la ilusión de estar viendo auténticas personas interactuando en su cotiadianeidad es perfecta. No hay un solo eslabón débil en el extenso elenco de Cous Cous, la Gran Cena, y todos logran capturar la atención del espectador con su gran talento y magnética presencia.

Por su parte, la dirección de Kechiche logra sumar mucho a la experiencia. Su cámara siempre inquieta y sus primeros planos contribuyen poderosamente a la atmósfera cuasi-documental de Cous Cous, la Gran Cena. Adicionalmente, Kechiche demuestra mano maestra en algunas secuencias que se desarrollan en tiempo real, además de permitir que las escenas se extiendan una gran cantidad de tiempo. En otras películas, dejar que las escenas sean tan largas puede traducirse como la auto-indulgencia de un cineasta que está tan enamorado de su propia película que no tuvo la habilidad de desmalezarla en la edición, pero ese no es el caso de Cous Cous, la Gran Cena; por el contrario, en esta película, esa fue una excelente decisión, ya que contribuye en gran medida a que la cinta resulte tan inmersiva y nos compenetre tan profundamente con los personajes.

En conclusión, Cous Cous, la Gran Cena fue una experiencia única y muy entretenida, haciendo que sus dos horas y media de duración realmente se me pasaran volando por haber estado tan involucrado en la película gracias al talento de Kechiche y de su extraordinario elenco. Por eso, la recomiendo con entusiasmo como una fascinante experiencia concebida con una auténtica visión cinematográfica que realza el interesante guion y le permite adquirir dimensiones adicionales. En resumen, otra muestra de que siempre es más importante cómo está contado un relato que el relato en sí.