Reseña: Las películas del director y guionista Kim Ki-Duk indudablemente son un gusto adquirido, pero no se puede negar que tienen elementos realmente originales y exóticos que no se ven en ninguna otra película. Todo eso me lleva Seom, la cual fue apenas su cuarta película en su prolífica filmografía, aunque ya se notaba su audacia para incursionar en extraños y desconcertantes territorios narrativos. De las películas que he visto de este cineasta, Seom no está entre mis favoritas, pero no puede negarse la hipnótica atmósfera onírica de cada una de sus escenas, así como también algunos momentos tan impactantes como inolvidables (como la escena de los anzuelos... cuando vean la cinta, sabrán a lo que me refiero). Como es habitual en las películas de Kim, los diálogos son escasos y escuetos, por lo que la película se apoya plenamente en el lenguaje visual para contar la historia; sobra decir que eso me parece admirable. En mi humilde opinión, Kim ha ido puliendo mejor su oficio en futuras películas de su carrera, pero eso no me impide recomendar Seom como una provocativa y fascinante experiencia cinematográfica que realmente logra permanecer en la memoria del espectador.
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