domingo, 31 de marzo de 2019

The Turin Horse (A Torinói Ió, 2011)

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Reseña: Hay películas que van creciendo cada vez más en el recuerdo a medida que uno más las va viendo en retrospectiva. Exactamente eso me sucedió con Werckmeister Harmonies (Werckmeister Harmóniák, 2000), una hipnótica experiencia que quizás no sea muy accesible, pero que recompensa al espectador con una experiencia única que se presta a una variedad de múltiples interpretaciones. Debido a eso, tenía buenas expectativas antes de ver The Turin Horse, también co-dirigida por Béla Tarr y Ágnes Hranitzky, la cual indudablemente tiene varios atributos, aunque me dejó menos satisfecho que Werckmeister Harmonies.

Es un poco absurdo intentar sintetizar una película como The Turin Horse en una simple sinopsis, ya que esta es una de esas cintas que no giran en torno a un eje narrativo propiamente dicho. Pero bueno, solo diré que, a grandes rasgos, la película transcurre a lo largo de seis días, en los cuales presenciamos la vida de un granjero y su hija, a la vez que tienen que lidiar con un caballo que parece estar en gradual deterioro. Y así es como vemos la rutinaria vida de esas dos personas a lo largo de casi dos horas y media, lo cual hace que la experiencia se torne redundante y cansada en más de una ocasión. En ese sentido, no pude evitar percibir cierta auto-indulgencia por parte de Tarr y Hranitzky (vicio en el cual caían en Werckmeister Harmonies, en menor grado), ya que parecen estar tan enamorados de su propia película que no quisieron dejar ni un segundo afuera, sin reconocer que eso termina siendo un obstáculo para el flujo de la experiencia en algunos momentos.

Adicionalmente, no parece haber el suficiente subtexto por debajo de The Turin Horse para hacerla genuinamente memorable. Werckmeister Harmonies era una película repleta de estimulantes enigmas, lo cual despertaba la imaginación del espectador y lo invitaba a sacar conclusiones para completar la experiencia desde su particular punto de vista. Por el contrario, The Turin Horse no va más allá de lo que simplemente se ve en escena, y si bien hay algunas metáforas y simbolismos, son bastante obvios y lineales.

A pesar de mis quejas, The Turin Horse ofrece varios atributos valiosos. La película cuenta con muy pocos diálogos, por lo que resulta muy loable la manera en la cual Tarr y Hranitzky dejan que las imágenes hablen por sí solas. Además, no puede negarse la habilidad de los co-directores para generar climas y atmósfera con elegancia y sutileza, auxiliados por la cinematografía en blanco y negro de Fred Kelemen. Finalmente, los actores Erika Bók y János Derzsi enfrentaron el reto de interpretar sus personajes sin casi tener diálogos, y ambos salieron airosos, brindando sólidas actuaciones con trabajos de composición simultáneamente precisos y naturales.

A fin de cuentas, The Turin Horse ofrece suficiente sensibilidad cinematográfica y hábil manejo de las herramientas del cine para merecer una recomendación, aunque solo reservada para gente que sabe en lo que se mete y tiene las expectativas ajustadas para ello. Personalmente, esperaba más de la cinta y tengo reparos contra ella, pero no me arrepiento de haberla visto, ya que siempre aprecio cuando una cinta tiene algo muy distintivo y personal para proponer, aunque eso no garantice infalibilidad.

viernes, 29 de marzo de 2019

Dragged Across Concrete (2018)

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Reseña: En los últimos cinco años, el nombre del director y guionista S. Craig Zahler ha estado resonando cada vez más fuerte, y con justa razón. En el western Bone Tomahawk (2015) y el thriller Brawl in Cell Block 99 (2017), Zahler ha demostrado abundante talento para construir relatos de manera pausada y metódica, envolviendo gradualmente al espectador para luego golpearlo con terceros actos brutales en donde la violencia estalla de manera cruda e impactante. Este cineasta vuelve a utilizar dicha técnica en Dragged Across Concrete, su más reciente cinta, la cual me pareció una muy entretenida "heist movie" (así se les dice a las películas sobre robos) que logró mantenerme atento e involucrado a lo largo de más de dos horas y media que se me pasaron volando.

A diferencia de las películas previas de Zahler, Dragged Across Concrete nos presenta a varios personajes con diversas sub-tramas que eventualmente confluirán. Quizás algunos detalles de la trama están abordados de manera demasiado rápida, pero, en general, la trama está bien estructurada, tomándose su tiempo para establecer a los personajes y las situaciones en las cuales se ven envueltos, logrando que genuinamente nos compenetremos con ellos. Los personajes más importantes son dos policías que son suspendidos de la fuerza por un caso de brutalidad policial por un lado, y, por el otro, un hombre de color con un hermano discapacitado y una madre que hace cualquier cosa por aportar dinero. Eventualmente, todas estas personas se terminarán vinculando por el crimen, lo cual no está bien, pero, al mismo tiempo, podría ayudarlos a salir de la situación económica cada vez más difícil que están atravesando. Eso le brinda una rica ambigüedad moral a la cinta, mostrando cómo los personajes no ven una mejor salida que volcarse al delito para encontrar un rayo de luz al final del túnel.

Adicionalmente, aprecié mucho la deliciosa dosis de incorrección política que Zahler incorporó a su libreto, lo cual fue refrescante de encontrar en esta época en la cual parece estar prohibido contrariar la moral y las buenas costumbres. El dúo de policías es el encargado de aportar la mayor cantidad de dicha incorrección política durante sus hilarantes diálogos, los cuales les brindan una buena cantidad de humor al relato. Además, ayuda mucho que ambos estén interpretados por Mel Gibson y Vince Vaughn, compartiendo una química natural y creíble (además, no pueden negarse los paralelos que se pueden trazar entre el personaje de Gibson y algunos notorios escándolos en los cuales él se vio involucrado en la vida real). Tory Kittles interpreta al hombre de color, y aunque este actor era un total desconocido para mí, también logró dejarme una buena impresión; las escenas que comparte con su hermano en silla de ruedas (sólidamente encarnado por Myles Truitt) configuran los momentos más cálidos y emotivos de la cinta. En el resto del elenco, podemos encontrar a buenos actores como Jennifer Carpenter, Don Johnson y Udo Kier en roles breves, pero ellos consiguen elevarlos con su talento (aunque Carpenter interpreta un personaje cuya presencia se podría haber omitido, porque no añada nada particularmente sustancioso a la narrativa).

Mi principal queja contra Dragged Across Concrete no es intrínseca de la película, sino que está relacionada con las expectativas que tenía en base a las dos previas películas de Zahler. Dragged Across Concrete tiene una conclusión satisfactoria, pero dista de ser tan contundente e impactante como las de Bone Tomahawk y Brawl in Cell Block 99. Con esos antecedentes, yo esperaba un remate más intenso que el que Dragged Across Concrete terminó teniendo. De todas maneras, eso no impidió que la cinta me gustara, y, como dije anteriormente, si no hubiera visto las dos películas previas de Zahler, probablemente no hubiera tenido esta objeción.

Dragged Across Concrete no innova en cuanto a tema, pero sí resulta distinta en lo que respecta a su ejecución. Zahler demuestra nuevamente lo importante que es construir minuciosa y cuidadosamente la narrativa y los personajes (no en balde, tuvo una prolífica carrera como novelista antes de convertirse en cineasta), ya que eso hace que la experiencia vaya generando interés y buenos niveles de tensión que eventualmente explotan en todo su esplendor. A fin de cuentas, Dragged Across Concrete no me pareció perfecta, pero no puedo negar que me pareció una experiencia simultáneamente entretenida, emocionante, emotiva y hasta inesperadamente graciosa, por lo que puedo recomendarla con confianza, particularmente para espectadores que valoren una película cocinada "a fuego lento" para eventualmente servir un plato satisfactorio.

Pacto de Justicia (Open Range, 2003)

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Reseña: Pacto de Justicia es un western realizado con un agradable clasicismo, narrado con placidez y mesura, sobrios momentos emocionales que logran ser emotivos e impresionantes valores de producción, empezando por la espectacular cinematografía, que hace que todas las escenas luzcan como auténticas postales. No obstante, a pesar de tantos halagos, creo que, con una duración de casi ciento cuarenta minutos, Pacto de Justicia podría haber sido más compacta y concisa.

Pacto de Justicia logra inmediatamente que el espectador genere empatía con los personajes. Inicialmente, somos introducidos a los vaqueros Charley, Boss, Button y Mose (interpretados respectivamente por Kevin Costner -quien también dirigió la cinta-, Robert Duvall, Diego Luna y Abraham Benrubi), quienes son genuinamente queribles, lo cual hace que la audiencia se encariñe con ellos y se preocupe por su eventual destino. Indudablemente ayudan las actuaciones de los mencionados intérpretes, habitando sus roles con total credibilidad y manteniendo una perfecta química mutua.

La dirección de Costner transporta fácilmente a la audiencia al Lejano Oeste de finales del siglo XIX, auxiliada por una detallada reconstrucción de época. Por su parte, el foco del guion no radica en desarrollar secuencias de acción, sino en cultivar ricas relaciones entre los personajes, ilustrándonos con trazos delicados su carácter y los traumas que han tenido a lo largo de sus vidas. No obstante, aunque la acción no sea el principal foco de esta película, hay un extenso tiroteo cerca del final que está excelentemente filmado, logrando ser simultáneamente crudo y emocionante.

Sin embargo, no puedo negar que Pacto de Justicia es más larga de lo necesario. En particular, la sub-trama romántica que se desarrolla entre Charley y el personaje de Annette Bening me pareció francamente inútil, y podría haberse omitido por completo. De hecho, ocupa demasiado tiempo del tercer acto, y se siente como una obstrucción que opaca innecesariamente todos los demás elementos de la narrativa, ya que se siente añadida a la fuerza, sin suficiente justificación. Y si bien Pacto de Justicia nunca se torna aburrida, esas escenas están tan fuera de lugar que incluso parecen sacadas de otra película.

Aún así, hay mucho para valorar en Pacto de Justicia, aunque no puedo dejar de pensar que hubiera sido mejor ajustando la edición y extirpando unos veinte o veinticinco minutos. En fin, ha habido westerns del siglo XXI que me gustaron más (mis favoritos probablemente sean Django sin Cadenas -Django Unchained, 2012- y Bone Tomahawk -2015-), pero, de todas maneras, Pacto de Justicia es un sólido exponente de ese género, cuyo fino estilo y delicado manejo de emociones genuinamente logran transportarnos a otra época.

miércoles, 27 de marzo de 2019

Dos Disparos (2014)

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Reseña: Dos Disparos dista de ser perfecta, pero cuando uno está tan acostumbrado a ver películas convencionales, es refrescante encontrar una tan anárquica como esta. Dos Disparos carece de una auténtica estructura narrativa y de protagonistas definidos, además de escapar a la fácil categorización en un género específico. Eso la hace inclasificable y única, y, aunque de ninguna manera será para todos los gustos, celebro que el director y guionista Martín Rejtman se haya arriesgado con una película así.

Es imposible sintetizar Dos Disparos en una simple sinopsis. Baste decir que el desencadente de la cinta consiste en un joven que se dispara dos veces (primera en la cabeza, y luego en el estómago), pero milagrosamente sobrevive. Ciertamente es un punto de partida absurdista, pero les aseguro que lo que viene después es más absurdista todavía. Como sea, me resultó imposible no enfrentar esta película con constante curiosidad, más allá de sus ocasionales fallas (como el final, el cual resulta un poco abrupto).

Adicionalmente, Dos Disparos es una película en la cual los personajes son intencionalmente inexpresivos, y enuncian sus palabras de manera monocorde. Eso fue indudablemente un reto para el elenco, ya que eso implicaba que no tenían que transmitir ninguna emoción. Sin embargo, los actores salieron airosos de dicho desafío, adaptándose perfectamente a ese estilo tan peculiar, el cual tiene algunos puntos en contacto con el cine de Jim Jarmusch, aunque, a fin de cuentas, es lo suficientemente distintivo para ganar una identidad propia.

Dos Disparos es una de esas películas que no admiten término medio: algunos se dejarán llevar por una propuesta tan inusual, mientras que otros quedarán irritados o aburridos. Afortunadamente, a mí me ocurrió lo primero, por lo que la recomiendo con entusiasmo, principalmente para cinéfilos que busquen algo que va a contacorriente de todas las fórmulas y que rompe todo esquema y convencionalismo. No es habitual encontrarse con una cinta así, y lo es aún menos encontrarla en el contexto del cine argentino.

Stan & Ollie (2018)

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Reseña: Francamente, nunca he sido seguidor de la trayectoria de los comediantes Stan Laurel y Oliver Hardy (más conocidos como "El Gordo y el Flaco"). De hecho, creo que jamás he visto un "sketch" suyo completo. De todas maneras, les puedo asegurar que no hace falta ser fanático de ellos para disfrutar enormemente Stan & Ollie, una brillante película que logra genuinamente conmover con su retrato de la profunda amistad entre ambos comediantes.

Stan & Ollie transcurre en 1953 (luego de un prólogo ambientado en 1937), cuando el dúo ya no se encontraba en sus mejores épocas, y se embarcaron en una gira por el Reino Unido. Lo que la cinta logra capturar perfectamente bien es la pasión que ambos nunca dejaron de sentir por su oficio, de paso ofreciendo una deliciosa mirada al "detrás de escena", lidiando con productores y un hipócrita empresario teatral (muy bien interpretado por Rufus Jones, por cierto) y luchando por obtener financiación para una película de Robin Hood. También me gustó mucho la recreación de los espectáculos de Laurel y Hardy, remontando a una época en la cual era posible ofrecer un humor simultáneamente sano y gracioso, en lugar de la vulgaridad y chabacanería que vendrían años más tarde.

Sin embargo, el punto fuerte de la película es el estupendo retrato de la amistad entre Laurel y Hardy, la cual está mostrada de manera tan sutil y tan poderosa a la vez que me dejó con un nudo en la garganta en más de una ocasión. Claro, también ayuda que ambos personajes estén respectivamente interpretados por dos geniales actores como Steve Coogan y John C. Reilly, quienes son capaces de transmitir una inmensa gama de emociones tan solo con sus expresiones y cambios de mirada. En muchas otras películas, los personajes de las esposas son genéricos y olvidables, pero ese no es el caso de Stan & Ollie. Nina Arianda (como la esposa de Laurel) y Shirley Henderson (como la de Hardy) interpretan personajes ricos en matices que complementan a la perfección a los protagonistas, y ambas actrices les hacen justicia con trabajos detallados y totalmente creíbles.

Por su parte, el director Jon S. Baird conduce la experiencia con mesura y buen gusto, generando una atmósfera cálida y placentera que hace que todo fluya de manera natural y muy entretenida. La reconstrucción de época está bien lograda, pero Baird cometió la buena decisión de no excederse en ella, ya que el foco está puesto en el rico tapiz emocional, la evolución que experiementan los personajes a lo largo de la película y en dejar brillar al talentoso elenco.

En la superficie, Stan & Ollie parece una película simple, pero su grandeza consiste en dejar que su profundidad y sus múltiples capas decanten por sí solas y se integren naturalmente, lo cual la hace genuinamente perdurar en el recuerdo. A fin de cuentas, Stan & Ollie me pareció una película excepcional que logra ser entretenida, nostálgica, graciosa y emotiva apelando a las mejores armas. A decir verdad, mis expectativas antes de ver esta cinta eran neutras, y fue una muy agradable sorpresa encontrarme con una auténtica joya que lamentablemente pasó desapercibida. Como sea, espero que sea re-descubierta, ya que sería injusto que una película tan buena quede relegada a la oscuridad.

Flame y Citrón (Flammen og Citronen, 2008)

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Reseña: "Dos miembros de la Resistencia danesa se dedican a asesinar nazis durante la Segunda Guerra Mundial". Esa es la premisa de Flame y Citrón (la cual está basada en una historia real, por cierto), e inevitablemente trae recuerdos de la maravillosa Bastardos sin Gloria (Inglourious Basterds, 2009). Sin embargo, la comparación resulta injusta, porque, a fin de cuentas, se trata de dos películas bastante diferentes a pesar de tener puntos de partida similares.

El principal problema de Flame y Citrón es que tarda bastante en encontrar su ritmo. Francamente, su primera mitad me estaba aburriendo un poco, debido a su excesiva narración y su tendencia a distraerse con inútiles sub-tramas (como la vida sentimental de Citrón). Adicionalmente, la cinta me estaba pareciendo un poco anémica en esa parte, arrastrándose con poca energía y poniéndose ligeramente redundante.

Afortunadamente, las cosas mejoran bastante durante la segunda mitad, cuando la narrativa cobra mayor vigor gracias a ciertos giros que va dando la trama. Por su parte, el director Ole Christian Madsen logra que la anemia previa desaparezca, y la película vaya ganando tensión e intriga, hasta culminar en un final agridulce pero emocionalmente satisfactorio. De todas formas, creo que la película en general se hubiera beneficiado con un poco menos de solemnidad, y con un poco más de la desfachatez de, por ejemplo, Bastardos sin Gloria (perdón... había dicho que no iba a ser más comparaciones entre estas dos cintas).

Por su parte, Thure Lindhardt y Mads Mikkelsen ocupan los roles protagónicos con carisma y convicción, y tienen el sólido respaldo de un elenco secundario que brinda trabajos competentes. A fin de cuentas, creo que las virtudes terminan opacando los defectos hasta cierto punto, por lo que puedo darle una mediana recomendación a Flame y Citrón, advirtiendo que hace falta un poco de paciencia durante la primera mitad, aunque la eventual recompensa vale la pena.

Cafarnaúm (Capharnaüm, 2018)

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Reseña: Cafaranúm fue una película muy aclamada en líneas generales (entre dicha aclamación, podemos encontrar su nominación al Oscar como Mejor Película Extranjera y el Premio del Jurado que ganó en el Festival de Cannes), pero, personalmente, me encuentro rotundamente en la vereda opuesta. Cafarnaúm me pareció una cinta odiosa y repudiable, que se regodea en la pobreza y las desdichas que sufren sus personajes para entregar "porno-miseria" de la peor calaña, repleta de burdos golpes bajos y un extremo nivel de manipulación emocional.

Cafarnaúm es una película que literalmente no da respiro en su acumulación de bajezas, las cuales la directora Nadine Labaki retrata con absoluto mal gusto, ignorando todo tipo de sutileza o, aunque sea, delicadeza. Ahí es donde se nota el regodeo previamente mencionada, retratando la pobreza tercermundista (en este caso, del Líbano) en un formato "for export" para camuflarse de película "importante" y "necesaria", cuando, en realidad, se trata de un esperpento que solo logró irritarme y hasta repugnarme. Ah, y entre menos diga de ese final tan cursi y meloso, mejor.

De todas maneras, a pesar del profundo odio que Cafarnaúm despertó en mí, reconozco que el niño Zain Al Rafeea (quien es un refugiado sirio en la vida real) brinda una excelente actuación en el personaje principal, doblemente meritoria por tratarse de su debut actoral. Su trabajo es tan bueno que me dio pena verlo dentro de esta bazofia, pero bueno... definitivamente es lo único que tengo para rescatar de este despropósito. Ojalá decida continuar con su carreta como intérprete, aunque deseo que sea en mejores proyectos.

Finalmente, tengo que aclarar que esta reseña se enfoca pura y exclusivamente en la película. De ninguna manera pretendo criticar ni burlarme de la pobreza y tristes situaciones que lamentablemente viven diariamente muchas personas en países como el Líbano. Simplemente, me pareció atroz la forma en la cual Cafarnaúm retrató eso, ofreciendo un festín de golpes bajos y sentimentalismo barato que se siente hasta como una falta de respeto a las personas que realmente viven hechos similares. Si quieren ver buen cine libanés, les recomiendo la excelente El Insulto (Qadiyya Raqm 23, 2017). Por su parte, lo único que recomiendo hacer con Cafarnáum es evitarla como la plaga.

Prospect (2018)

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Reseña: Prospect es una película de innegable originalidad y audacia, además de transportar al espectador a un mundo distintivo e inusual. Y, sin embargo, a pesar de esas valiosas virtudes, la cinta no logra funcionar del todo. No sé si fue por la disonancia entre narrativa y ejecución visual, o si el bajo presupuesto no logró estar a la altura de la ambición del proyecto, pero el punto es que Prospect no logra ser totalmente satisfactoria a pesar de tener varios elementos a su favor.

A grandes rasgos, Prospect cuenta una historia futurista en donde un padre y su hija viajan a otro planeta para descubrir riquezas, aunque ahí terminan encontrando más obstáculos de los que esperaban. Los escenarios y la ambientación evocan una estética "kitsch" que parece sacada de alguna bizarra comedia de los '60, pero el guion es en realidad bastante serio... y ahí encontramos lo que más ruido me generó en esta película. Prospect es una película introspectiva y que se apoya en extensos diálogos para definir la naturaleza de sus personajes (quienes esperen encontrarse con un rimbombante espectáculo de ciencia ficción como, por ejemplo, Star Wars deberían buscar por otro lado), pero esas características chocan constantemente con la bizarra atmósfera de cada escena, y eso hizo que me costara "sumergirme" en ella. En otras palabras, Prospect es una cinta indecisa de lo que realmente quiere hacer, y eso impide que el espectador se compenetre a fondo con ella.

En otras ocasiones, he mencionado que un bajo presupuesto no debería ser ninguna limitación siempre y cuando se cuente con talento e imaginación. Pero Prospect es uno de esos raros casos en los cuales creo que la película se hubiera beneficiado al contar con mayor dinero a su disposición. El material es indudablemente ambicioso, tan solo contando su intención de transportar a un universo único... pero dicha ambición no logra explotarse cuando contemplamos la manufactura casi casera con la cual se realizó la cinta.

Por el lado positivo, tenemos las sólidas actuaciones de Sophie Thatcher, Pedro Pascal y Jay Duplass, tomando posesión de sus personajes y adaptándose sin dificultad al estilo de la cinta. Pero, como dije, a pesar de tener varias cosas a su favor, Prospect no deja de sentirse como una película fallida, que se queda corta cuando contemplamos todo lo que pudo haber sido. De todas maneras, tengo fe en la obra futura de los co-directores Zeek Earl y Chris Caldwell; creo que estos cineastas podrían llegar lejos si contaran con más recursos y si ajustaran un poco su visión al momento de encarar un proyecto.

Un Asunto de Familia (Manbiki Kazoku, 2018)

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Reseña: No he visto muchas películas del director Hirokazu Koreeda, pero todas las que he visto tienen el tema recurrente de la familia. Nadie Sabe (Dare mo Shiranai, 2004), Un Día en Familia (Aruitemo Aruitemo, 2008), Después de la Tormenta (Umi Yori mo Mada Fukaku, 2016) y, más recientemente, Un Asunto de Familia exploran los lazos familiares desde diversos puntos puntos de vista, ya sea mostrando su rotura, su recompensición y los diferentes significados que la palabra "familia" puede adoptar. Un Asunto de Familia gira justamente en torno a ese último eje, y aunque indudablemente es una sólida película, siento que se quedó un poco corta en cuanto a su impacto emocional.

Como es habitual en el cine de Koreeda, Un Asunto de Familia emplea un tono delicado y sutil, dedicado simplemente a observar la vida de los personajes en trazos finos, pero que, en realidad, terminan diciendo mucho sobre su naturaleza y su interacción. En ese sentido, Un Asunto de Familia es una película elegante y mesurada, que evita el sentimentalismo para simplemente dejar que las escenas hablen por sí solas y nos terminen diciendo mucho más de lo que puede parecer a simple vista. Además, las actuaciones son excelentes, ya que se sienten totalmente sinceras y rebosantes de matices.

En la última media hora de Un Asunto de Familia, se introducen algunas revelaciones que le brindan mayor profundidad y textura al relato, aunque, por alguna razón, no generaron el efecto emocional deseado en mí. Creo que quizás faltó un poco de contundencia en ese aspecto, ya que no pude evitar sentir una cierta distancia que se contradice con las intensas situaciones retratadas. Por un lado, agradezco que la cinta nunca haya perdido su buen gusto y su moderación; por el otro lado, faltó un mayor golpe emocional que hubiera hecho la experiencia más memorable.

También sentí que Un Asunto de Familia se extiende un poco más de lo necesario, aunque no niego que, de otra manera, quizás no hubiéramos podido conocer tan a fondo a los personajes y generar empatía con ellos a pesar de sus errores. En resumen, una película interesante y recomendable, aunque me decepcionó un poco que me haya dejado algo frío en lo emocional, cuando tendría que haber sido devastadora. Aún así, no deja de ser una experiencia que vale la pena para quienes quieran ver un drama narrado con talento y una serena elegancia.

jueves, 21 de marzo de 2019

Sister (L'Enfant d'en Haut, 2012)

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Reseña: En una concisa duración de poco más de noventa minutos, Sister nos ofrece un relato aparentemente sencillo: un pre-adolescente, llamado Simon, roba objetos en un resort de ski en Suiza, los cuales luego revende para sustentarse a él y a su hermana mayor. Sin embargo, esa sencillez es superficial, porque, en el fondo, Sister es una película rica en connotaciones y niveles psicológicos, cuyo eje gira en torno a la particular relación fraternal entre los dos personajes principales.

Es realmente interesante la dinámica familiar que se establece entre Simon y su hermana. A pesar de su corta edad, él ocupa el rol de "hombre de la casa", aportando el sustento económico (aunque sea mediante actos delictivos) y cuidando constantemente a su hermana. Por el contrario, ella es inmadura y no parece tener un propósito en su vida a pesar de ya ser una mujer de veintitantos años; su único interés parece radicar en salir con hombres, y no en asentarse. No obstante, a pesar de comportarse como una persona más centrada y "adulta" de lo común para su edad, Simon no deja de ser un pre-adolescente, por lo que siempre necesita el cariño y la contención de su hermana. En pocas palabras, Sister retrata una relación compleja y muy humana, con la cual resulta fácil construir una empatía emocional... y todo termina adquiriendo una dimensión adicional a partir de una revelación que ocurre más o menos a mitad de la cinta.

Kacey Mottet Klein y Léa Seydoux comparten una química perfecta como Simon y su hermana (respectivamente). Ambos podrán tener ocasionales peleas y encontronazos, para basta con simplemente ver la manera en la cual Klein y Seydoux se miran mutuamente para comprender fácilmente el profundo amor fraternal entre sus personajes. El resto del elenco tiene intervenciones relativamente breves, ya que la cinta entera descansa sobre los hombros de Klein y Seydoux, quienes se muestran a la altura con sus excelentes trabajos.

En conclusión, Sister es una película pequeña y sin grandes pretensiones, pero ahí radica su principal virtud, ya que eso le permite ofrecer un relato con múltiples texturas narrativas y emocionales en su fondo, complementado por sólidas actuaciones y la sobria visión de la directora Ursula Meier, quien permite que la experiencia respire y se desarrolle naturalmente, sin apresurar nada, pero tampoco permitiendo que se estanque el ritmo.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Possum (2018)

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Reseña: Ante todo, hay que aclarar que Possum dista mucho de ser una película de terror convencional. De hecho, ni siquiera estoy totalmente seguro de si esa es una clasificación correcta; definitivamente hay varios elementos característicos de ese género, pero quizás sea más apropiado considerar a Possum como un drama surrealista que examina y nos sumerge de lleno en una mente fracturada. Como sea, esta cinta claramente no será para todos los gustos, pero no se puede negar que ofrece una experiencia intensamente sensorial que hace que el espectador sea participante directo del relato.

Possum es una cinta que no está interesada en brindar respuestas, sino en plantear inquietantes incógnitas cuya solución correrá por cuenta de la percepción de cada espectador. Esto seguramente frustrará a muchas personas, pero, en mi caso personal, fue refrescante encontrar una cinta con la suficiente confianza en la inteligencia del espectador como para no darle las cosas pre-digeridas, invitándolo a contemplar diversas posibilidades y sacar conclusiones.

Adicionalmente, Possum es una película con pocos diálogos. El director y guionista Matthew Holness (realizando su ópera prima, aunque tiene una prolífica carrera como actor en diversos programas de televisión británicos) pone el foco en crear una atmósfera opresiva y pesadillesca, así como también en permitir que las imágenes hablen por sí solas, evitando todo tipo de explicación para lo que vemos en la pantalla. Esto significa que Possum es una experiencia hipnótica más allá de no saber qué es exactamente lo que estamos viendo; como dije previamente, esta es una película que interpela desde lo visceral, y no desde lo racional, por lo que cuesta mucho describirla en palabras.

Sean Harris tiene un desempeño excepcional en el papel principal de Possum. En todas las ocasiones previas en las cuales había visto a este actor (las dos últimas cintas de Misión Imposible, en donde interpretó al villano Solomon Lane, quizás hayan sido las más populares de su filmografía), me había llamado la atención la inherente intensidad de su presencia, pero en Possum, es la primera vez que lo he visto en un rol estelar, y realmente se muestra a la altura. Con una mínima cantidad de diálogos, Harris logra genuinamente componer un personaje complejo, llenando su trabajo de pequeños detalles que revelan mucho sobre él. En un papel sobre el cual no conviene adelantar nada, Alun Armstrong también brinda una excelente actuación, transformándose por completo en su rol.

En conclusión, no niego que Possum requiera una cierta paciencia por parte del espectador, pero quien esté dispuesto a aceptar el reto será recompensado con una experiencia muy interesante y satisfactoria, que hace buen uso del cine fantástico como metáfora la complicada mente humana. Adicionalmente, esta película logra crear buenas expectativas para los futuros proyectos de Holness como cineasta; aunque Possum no sea perfecta, hacen falta más directores como él, que no temen asumir riesgos enfrentando un proyecto que trasciende el fácil encasillamiento en un género específico como este.

martes, 19 de marzo de 2019

La Mula (The Mule, 2018)

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Reseña: Aunque me gustan muchas películas dirigidas por Clint Eastwood, no me considero un fanático incondicional su filmografía, a diferencia de otras personas. Sirva ese preámbulo para decir que, aunque muchos adoraron La Mula, su más reciente película, a mí no me pareció nada excepcional ni particularmente memorable. Es entretenida y cuenta con algunas excelentes actuaciones, pero la experiencia general me pareció algo insípida.

La Mula se basa libremente en la historia real de Leo Sharp (aunque el personaje principal de la cinta se llama Earl Stone), un nonagenario que trabajó como "mula" para el cártel de Sinaloa. Y definitivamente se nota que se basa libremente, ya que, de otra manera, no habría otra explicación para las conveniencias y forzadas situaciones del guion. Por ejemplo, ¿cómo puede ser que Stone no se dé cuenta de entrada que está transportando droga en su camioneta? ¿Realmente puede ser tan ingenuo de creer que no está haciendo algo raro? Cosas de ese tipo abundan demasiado en el relato, restándole credibilidad. También tenemos algunas escenas que se sienten fuera de lugar y que no aportan nada a la narrativa (como cuando Stone se cruza a un grupo de lesbianas).

Adicionalmente, La Mula cae en el cansado cliché de enfocarse en un protagonista que siempre dejó en segundo plano a su familia, hasta que gradualmente se va dando cuenta de las cosas que se fue perdiendo en su vida, intentando eventualmente remediar esa situación. Ya he perdido la cuenta de la cantidad de películas que he visto que siguen esa fórmula, y, en el caso particular de La Mula, da lugar a algunos momentos algo melosos en el tercer acto, que indudablemente están bien actuados, pero que, aún así, empalagan un poco.

A pesar de tantas quejas, La Mula se deja ver sin el más mínimo rastro de aburrimiento, y eso se debe principalmente al brillante desempeño de Eastwood como actor. A pesar de su avanzada edad (ochenta y ocho años), Eastwood conserva una magnética presencia que captura la atención del espectador, además de brindarle abundante expresividad y matices a su personaje. Dianne Weist también brinda una brillante actuación como la ex-esposa de Stone, transmitiendo con su mirada, a pesar estar relativamente poco tiempo en escena, el afecto que sigue teniendo por él a pesar de todo. Bradley Cooper resulta adecuado como el policía que sigue el rastro de "la mula"; francamente, no solía tragar a este actor, pero sus desempeños en Nace una Estrella (A Star is Born, 2018) y esta película demuestran una clara mejoría. En cuanto al resto del elenco, no tienen mucho material sustancioso con el cual trabajar, haciendo que buenos actores como Michael Peña, Laurence Fishburne, Andy García y Clifton Collins Jr. se sientan desperdiciados.

En conclusión, La Mula amerita una mediana recomendación principalmente por el trabajo de Eastwood como actor, demostrando que, independientemente de la edad, sutalento actoral y su carisma como estrella de cine siguen intactos. No obstante, La Mula resulta poco memorable a largo plazo, ya que no hay nada en su narrativa ni en su puesta en escena que realmente cautive al espectador. En pocas palabras, una cinta decente y pasadera, pero, a fin de cuentas, nada especial.

lunes, 18 de marzo de 2019

Boy Erased (2018)

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Reseña: En el 2015, el actor Joel Edgerton debutó como director con la película El Regalo (The Gift), un thriller entretenido pero poco memorable. Más recientemente, Edgerton entregó su segundo trabajo como cineasta, Boy Erased, en la cual demuestra un estilo más refinado y personal, abordando la historia (basada en hechos reales) de un joven gay enviado a un centro de "conversión" por sus padres católicos ortodoxos para curar su homosexualidad con elegancia y sobriedad, dando como resultado una experiencia interesante, profunda y hasta conmovedora.

La principal virtud de Boy Erased indudablemente yace en sus estupendas actuaciones. Lucas Hedges entrega un desempeño sumamente expresivo y cargado de emotividad en el rol principal, retratando a un joven que está en constante lucha contra sí mismo por sentir algo que no se le permite. Como sus padres, Nicole Kidman y Russell Crowe transmiten elocuentemente la dicotomía en la cual sus personajes se encuentran, ya que queda claro que aman profundamente a su hijo, aunque la devoción que sienten hacia su religión es demasiado fuerte y termina incidiendo profundamente en la relación de ambos con él. Por su parte, el mismo Edgerton interpreta a Victor Sykes, el principal encargado de llevar a cabo la "conversión"; en lugar de interpretarlo como un simple villano, Edgerton le brinda niveles a su personaje que lo humanizan y le brindan inusitada complejidad.

Boy Erased tranquilamente podría haber degenerado en un mero panfleto anti-católico, pero la cinta está abordada de manera mucho más rica e inteligente. En realidad, lo que la película pretende es criticar todo tipo de extremismo, mostrando cómo puede dañar la vida de las personas e incluso ejercer una agobiante influencia en algunas. Esto último se manifiesta con mayor claridad en los padres del protagonista, cuya religión nubla su percepción sin darse cuenta del grado al cual pueden llegar a perjudicar a su hijo.

En conclusión, Boy Erased me pareció una película muy recomendable, con un guion provocativo y soberbias actuaciones del elenco entero. En pocas palabras, esta es una cinta que logra satisfacer tanto desde lo narrativo como desde lo emocional (confieso que incluso llegué a sentir un nudo en la garganta en más de una ocasión, lo cual no suele ocurrirme), y esa es razón para recomendarla con confianza como una cautivante experiencia que logra seguir dando vueltas en la cabeza luego de haberla visto.

domingo, 17 de marzo de 2019

Loro (2018)

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Reseña: Casualmente, vi Loro apenas unos días después de El Vicepresidente (Vice, 2018), y ambas comparten varios puntos en común, aunque Loro está encarada de manera más inteligente y satisfactoria que la otra. Ambas retratan controversiales figuras del mundo de la política (Silvio Berlusconi en el caso de Loro; Dick Cheney en lo que respecta a El Vicepresidente), pero hay algo en particular que las hace sustancialmente diferentes: El Vicepresidente utiliza a Cheney como un simple blanco de burlas y ataques, mientras que Loro pinta a Berlusconi con genuina humanidad, creando empatía con el espectador, aunque sin por ello pasar por alto sus errores ni manejos sucios. Eso hace que Loro posea profundidad y diversos matices en su análisis y reflejo del personaje central.

Sin embargo, eso no significa que Loro esté exenta de fallas. La cinta dura dos horas y media, y ciertamente se podría haber acortado esa extensa duración. Particularmente, creo que se dedica demasiado tiempo a las aparatosas fiestas en las cuales participan los personajes; ciertamente reflejan la era de Berlusconi, y están retratadas con el atractivo estilo visual al cual el director Paolo Sorrentino nos tiene acostumbrados. No obstante, creo que algunas se podrían haber acortado, y otras directamente eliminado, ya que llega un punto en el cual terminan estorbando el flujo narrativo.

Afortunadamente, hay abundantes aspectos para sostener la atención del espectador a lo largo de Loro, desde la visión de Sorrentino como director hasta el minucioso retrato de la figura de Berlusconi, lo cual también sirve para brindar atinados comentarios sobre la política. Como podía esperarse, Toni Servillo brinda una brillante actuación en el rol central, haciéndole justicia a lo bien escrito que está su personaje. El resto del elenco hace un buen trabajo, y definitivamente se aprecia la abundante belleza femenina que aparece a lo largo del metraje.

En conclusión, creo que Loro podría haber sido una gran película con una edición más ajustada. Aún así, hay suficientes razones para recomendarla como una de las pocas "biopics" que genuinamente logran pintar una imagen rica y multi-dimensional del sujeto examinado, en lugar de limitarse a ser una mera enumeración de hechos reales. A fin de cuentas, lo que más termina importando en Loro es el hombre en lugar del político, y eso es lo que le brinda textura y riqueza a la experiencia.

Toc Toc (2017)

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Reseña: Mi mayor temor antes de ver una película basada en una obra teatral es que caiga en el mero "teatro filmado", lo cual hace que la experiencia termine siendo anti-cinematográfica. A decir verdad, eso no ocurre en el caso de Toc Toc; el director Vicente Villanueva quizás no sea un visionario, pero tiene un diestro manejo visual y un adecuado ojo para la puesta en escena. El problema de Toc Toc es que el material es muy flojo, y se agota a los diez o quince minutos, lo cual hace que la cinta se torne rápidamente tediosa.

La trama de Toc Toc es muy sencilla: un grupo de personas con diversos trastornos obsesivo-compulsivos asisten a un consultorio para tratarse, y empiezan a interactuar mientras esperan que llegue el psicólogo. El problema es que, una vez que se establecen los personajes, la cinta gira en torno una y otra vez a los mismos chistes con respecto a cada personaje... los cuales no son particularmente graciosos ni la primera vez. Entonces, Toc Toc termina hastiando demasiado pronto, ya que es muy repetitiva y no ocurre un gran progreso narrativo a lo largo de ella.

A fin de cuentas, Toc Toc es un concepto que no tuvo el desarrollo suficiente como para cristalizarse en una auténtica narrativa. Los actores son simpáticos y, como dije, la dirección es decente. Pero el guion falla, ya que se queda sin combustible a los diez minutos. O quizás, lo que funciona en teatro no conserva sus virtudes al extrapolarse a otro medio. Como sea, Toc Toc es una película mayormente aburrida y, personalmente, no me hizo reír nunca, así que francamente no puedo recomendarla.

The House That Jack Built (2018)

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Reseña: A pesar de haber sido generalmente repudiada, debo decir que The House That Jack Built me pareció una macabremente divertida comedia negra que no solo logra despertar una abundante cantidad de torcidas risas, sino que también incluye fascinantes reflexiones sobre la naturaleza humana y el arte. Por eso, creo que esta cinta fue incomprendida por mucha gente, que quizás esperaba encontrarse con una película más "seria", en lugar de algo tan mordaz y gracioso (en serio, incluso hubo algunos momentos que me arrancaron carcajadas).

The House That Jack Built gira en torno a un asesino serial, y en particular, se enfoca en cinco "incidentes" de su vida criminal. A su vez, vamos descubriendo su compleja psicología y visiones sobre el mundo que comparte como relatos en off con un tal "Verge" (quien eventualmente aparecerá en escena) para pintar un cuadro multi-dimensional del epónimo Jack. Sin embargo, aunque The House That Jack Built sea una película con mucho humor, eso no significa que no carezca de abundante profundidad, así como también impactantes momentos de tensión y de crueldad que resultan doblemente contundentes por su contraste con los aspectos de comedia.

A pesar de ser un asesino sin piedad ni remordimiento, el personaje de Jack conserva una inherente humanidad que permite crear empatía con la audiencia a pesar de las atrocidades que comete. En ese punto, también ayuda mucho la extraordinaria actuación de Matt Dillon, quien sabe manejar a la perfección los múltiples tonos y matices que su personaje requiere, logrando componer un personaje hipnótico y memorable. El resto del elenco también hace un trabajo competente, pero es innegable que la película entera pertenece a Dillon, quien se muestra a la altura con un desempeño excepcional.

Por el lado negativo, la película podría haber tranquilamente terminado al finalizar el quinto incidente, pero, luego de eso, tenemos un epílogo que se siente innecesario, ya que no logra aportar nada sustancioso y añade unos quince minutos que realmente no hacían falta. Personalmente, creo que eso salió sobrando. Por lo demás, disfruté bastante The House That Jack Built, y prácticamente ni sentí su duración de poco más de dos horas y media. Además, creo que, de lo que he visto de su filmografía, esta es la película del director Lars von Trier más divertida, dejando a un lado la solemnidad y pretensión que han aquejado a algunas películas previas suyas (como Dogville -2003-).

viernes, 15 de marzo de 2019

La Cuestión Humana (La Question Humaine, 2007)

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Reseña: Inicialmente, parece que La Cuestión Humana va a ser un "thriller corporativo", mostrando los intrincados manejos en una empresa multinacional. Sin embargo, eventualmente, la cinta toma un camino muy diferente, incursionando en terreno más extraño y hasta filosófico. El resultado final es interesante en algunos aspectos, pero, en más de una ocasión, cansado y no del todo satisfactorio en el más puro nivel narrativo. No obstante, es innegable que La Cuestión Humana ofrece un reto para el espectador, y aunque su éxito haya sido solo parcial, merece crédito por ello.

La Cuestión Humana arranca muy bien, introduciéndonos a un creíble y realista mundo empresarial y presentándonos a un protagonista (un psicólogo del Departamento de Recursos Humanos) envuelto en una situación interesante. Tras ese prometedor establecimiento, la cinta incluye una escena extensa pero totalmente innecesaria que nos muestra a una persona cantando en español (y, luego, más brevemente, a una cantando en portugués), la cual se me hizo tan tediosa como interminable. Ese momento me "sacó" de la experiencia, y luego me costó volver a sumergirme en ella. Eventualmente, se va definiendo el nuevo rumbo que va tomando la película, y si bien despierta curiosidad por tomar caminos tan inusuales, no siempre logra funcionar.

La Cuestión Humana está basada en una novela, y quizás algo se haya perdido en la adaptación. Los conceptos que la película toca se van volviendo cada vez más abstractos, y se nota que el director Nicolas Klotz tuvo dificultades en traducirlos en imágenes. Eso hace que llegue un punto en que la película se torne poco accesible y demasiado difusa, llegando al extremo de hacer difícil de discernir qué es lo que realmente se quiere contar. Por ello, quizás la novela en la cual se basó esta cinta era "inadaptable", o simplemente no se encontró la forma de conservarla en un formato cinematográfico.

De todas maneras, aunque no logre ser totalmente satisfactoria, La Cuestión Humana es una película audaz que propone algo diferente, además de ofrecer algunos provocativos temas y la impecable actuación del gran Mathieu Amalric en el papel principal. Entonces, a pesar de sus ocasionales momentos de tedio, creo que vale la pena para cinéfilos que busquen una experiencia desafiante e inteligente, aunque eso no la haga fácil ni particularmente accesible.

miércoles, 13 de marzo de 2019

El Vicepresidente (Vice, 2018)

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Reseña: En La Gran Apuesta (The Big Short, 2015), el director Adam McKay retrató el colapso económico de Wall Street del año 2008 con un estilo único, combinando pasajes dramatizados con un formato de falso documental que, en muchas ocasiones, se detenía a explicar de manera didáctica y creativa los complicados conceptos que se abordaban. En El Vicepresidente, McKay pretendió hacer lo mismo, pero, en esta ocasión, con la biografía de Dick Cheney, quien fue el Vicepresidente de George W. Bush, y quien se considera que ejerció la "presidencia fantasma" de Estados Unidos. Sin embargo, lamento decir que ese estilo no funciona del todo bien en esta película.

El principal problema que tuve con El Vicepresidente fue que me costó trabajo sumergirme en la experiencia. En otras palabras, la técnica utilizada por McKay hace que la cinta termine pareciendo más una ilustración audiovisual de un artículo de Wikipedia, por lo que nunca logra generar un auténtico flujo narrativo. Los trucos implementados por el director (como voz en off y explicación de términos en particular), que tan bien funcionaron en La Gran Apuesta, me "sacaban" constantemente de la experiencia en El Vicepresidente, y, en el peor de los casos, se sienten como meros caprichos cuya única justificación es hacer que la cinta parezca más inteligente de lo que realmente es.

Adicionalmente, me resultó difícil establecer la más mínima empatía con el personaje central. Claro, es cierto que Cheney es una figura ruin que pisoteó derechos humanos y afectó la vida de millones de personas (no solo en Estados Unidos, sino colateralmente en el mundo), pero esta película lo presenta como una caricatura sin el más mínimo esbozo de humanidad. Nunca se siente como un personaje bien formado, sino como un simple blanco de burlas y críticas.

La manera en la cual el personaje de Cheney está escrito afecta negativamente el desempeño actoral de Christian Bale, quien hace su mejor esfuerzo aunque se ve constantemente traicionado por el guion. Por su parte, sólidos actores como Amy Adams y Steve Carell pasan desapercibidos por la superficialidad con la que sus roles están escritos, y el único que verdaderamente logra dejar su huella es el siempre brillante Sam Rockwell como Bush hijo, ya que, en relativamente poco tiempo en escena, genuinamente logra componer un personaje más complejo de lo que puede parecer a simple vista.

En conclusión, El Vicepresidente es una película que comete el error de pretender estar siempre un paso adelante del espectador, con ínfulas de ser mucho más vivaz y elocuente de lo que realmente es (cuando más se manifiesta esa arrogancia es durante una escena que aparece a mitad de los créditos finales que me irritó bastante). Además, espero que McKay haya aprendido la lección para su siguiente cinta: el hecho de que un estilo le haya funcionado bien una vez no significa que siempre sea el adecuado para cualquier proyecto.

lunes, 11 de marzo de 2019

Petra (2018)

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Reseña: El director Jaime Rosales me había dejado una muy buena impresión con la excelente película Las Horas del Día (2003), un retrato minucioso, crudo e impactante de un auténtico psicópata. Por eso, tenía altas expectativas antes de ver Petra, y aunque Rosales confirma su buena mano para lograr escenas naturales y libres de artificio como director, su labor como guionista (crédito que comparte junto a Michel Gaztambide y Clara Roquet en esta ocasión) me pareció floja.

El principal problema que tuve con Petra es que su trama parece sacada de algún culebrón. Ciertamente Rosales es lo suficientemente talentoso como director como para presentarla visualmente con elegancia y sensibilidad artística, pero, a fin de cuentas, eso no es suficiente para disimular el hecho de que el guion es demasiado telenovelesco, lleno de tantas vueltas melodramáticas tan forzadas que resulta difícil tomarlas en serio.

Una estrategia implementada por el guion de Petra es seguir una estructura no lineal, pero esta no se siente siempre bien implementada. En algunas ocasiones, funciona porque nos permite ir armando el rompecabezas de a poco; pero, en otros momentos, se siente como una mera afectación que no se siente justificada en el nivel narrativo y obstruye el flujo de la experiencia. Muchas películas creen que evitar la linealidad es sinónimo de inteligencia, pero la realidad es que no es así, y hay que saber cuándo ponerla en práctica y cuándo no, y Petra no siempre supo darse cuenta de ello.

En cuanto al elenco, encontramos a excelentes actores como Bárbara Lennie (¡Está en todo últimamente!), Álex Brendemühl y Marisa Paredes un poco desperdiciados; sus desempeños son predeciblemente sólidos, pero no tienen respaldo suficiente por parte del guion. Por su parte, Joan Botey interpreta un rol de villano que no funciona, pero no por culpa del intérprete, sino por culpa de cómo esta escrito, ya que está presentado de manera demasiado caricaturizada, consecuentemente borrando toda complejidad y matiz.

En conclusión, lamento decir que Petra resultó ser una decepción, sobre todo teniendo en cuenta las altas expectativas que tenía depositadas en Rosales. Aún así, seguiré indagando en su filmografía y esperando sus proyectos futuros; indudablemente tiene talento como director y confío en que este no haya sido más que un traspié. Pero, en lo que respecta a Petra en particular, no encuentro razones suficientes para recomendarla, ya que me pareció estar viendo una trillada telenovela en demasiadas ocasiones.

Aurora (2010)

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Reseña: En líneas generales, me atrapan profundamente las películas rumanas. Creo que su combinación de naturalismo, humor seco y potente contenido dramático es lo que realmente me hipnotiza, y termina brindando experiencias fascinantes que quedan dando vueltas en la cabeza durante mucho tiempo. Habiendo dicho todo eso, lamento decir que Aurora dista mucho de estar entre los mejores exponentes de cine rumano; después de un primer acto promisorio, la cinta fue gradualmente perdiendo mi interés para finalmente dejarme poco satisfecho.

El primer acto de Aurora me pareció muy interesante. Sin previa explicación, nos arroja de lleno a una atmósfera de angustia y desencanto muy bien lograda, y nos presenta a un enigmático personaje central, a quien vamos descubriendo poco a poco y sin saber nada de su vida previa. Eso despierta la curiosidad de tratar de dilucidar quién es, cuáles son sus motivaciones y qué es lo que realmente le pasa. Sin embargo, eso cubre tan solo la primera hora de Aurora... y la cinta dura tres.

Tras ese promisorio arranque, Aurora va esclareciendo cada vez más qué es lo que el protagonista pretende hacer, y ahí es cuando la narrativa se estanca, mostrando una y otra vez lo mismo, o perdiendo demasiado tiempo con interminables escenas que muestran la nada misma (las cuales básicamente consisten en el personaje central deambulando por diversos lugares). Finalmente, el final deja sabor a poco, porque concluye la experiencia con un "anti-clímax" que no recompensa la paciencia que la película demanda del espectador.

Aurora no está exenta de virtudes, desde la previamente mencionada primera hora hasta la actuación de Cristi Puiu (quien también escribió y dirigió la cinta; por cierto, como cineasta, Puiu también fue responsable de las mucho más logradas La Noche del Señor Lazarescu -Moartea Domnuliu Lazarescu, 2005- y Sieranevada -2016-) y, como es habitual en las películas rumanas, la sutil sátira de la burocracia. Pero esos aspectos positivos no logran contrarrestar el hecho de que la película se agota a la hora, con demasiados momentos tediosos para finalmente concluir con un flojo final. Además, el hecho de que el cine rumano haya establecido un estándar tan alto de calidad la perjudica aún más a Aurora, la cual lamentablemente no siento que pueda recomendar.

sábado, 9 de marzo de 2019

The Vanishing (2018)

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Reseña: The Vanishing ocupa el mismo sub-género (por llamarlo de alguna manera) de películas como Un Plan Simple (A Simple Plan, 1998), Antes que el Diablo Sepa que Estás Muerto (Before the Devil Knows You're Dead, 2007), Tumba al Ras de la Tierra (Shallow Grave, 1994) o El Sueño de Cassandra (Cassandra's Dream, 2007): todas ellas muestran cómo personas normales y "decentes" pueden transformarse en auténticos monstruos cuando enfrentan la posibilidad de quedarse con una gran cantidad de dinero. En otras palabras, todas retratan cómo la avaricia puede causar estragos en la vida de la gente. The Vanishing (en la cual tres trabajadores de un faro encuentran un cofre con lingotes de oro procedente de un bote averiado) es una competente adición a ese grupo, aunque los elementos que comparte con las películas previamente mencionados le restan originalidad y la hacen un poco predecible.

Lo que más me gustó de The Vanishing fue la manera en la cual el director Kristoffer Nyholm balancea momentos de íntima introspección con momentos de violencia y tensión que generan indudable impacto. The Vanishing nos presenta personajes multi-dimensionales y dedica abundante tiempo a desarrollarlos y presentarnos su naturaleza; esto hace que la cinta adopte un ritmo parsiomonioso en más de una ocasión que quizás moleste a los espectadores impacientes, pero que personalmente no me aburrieron, además de que fueron esenciales para eventualmente mostrar la evolución (o, mejor dicho "involución") que experimentan a lo largo de la cinta.

El trío de actores protagónicos de The Vanishing hace un trabajo muy bueno. De Peter Mullan no esperaba menos; siempre me ha parecido un gran actor que lamentablemente nunca ha alcanzado reconocimiento masivo, aunque su trabajo es consistentemente extraordinario. Por el contrario, Gerard Butler me había dejado indiferente en todas las ocasiones previas en las cuales lo había visto, pero me sorprendió agradablemente en The Vanishing, genuinamente logrando componer un personaje complejo. Por último, el joven Connor Swindells resulta una revelación, enfrentando escenas difíciles con aplomo y total naturalidad.

Por el lado negativo de The Vanishing, tengo que regresar al punto de su escasa originalidad. Quien haya visto las demás cintas que mencioné podrá ir deduciendo a grandes rasgos qué camino irá tomando la narrativa; en ese sentido, The Vanishing no ofrece grandes sorpresas. Además, el final me pareció algo abrupto; no siente como una genuina conclusión, sino como un truncamiento. A pesar de esas quejas, The Vanishing logró sostener mi atención, y eso basta para hacerla merecedora de una moderada recomendación.

If Beale Street Could Talk (2018)

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Reseña: A pesar de haber recibido abundante aclamación, la película Luz de Luna (Moonlight, 2016) no logró llamar mucho mi atención. Eso no significa que me haya parecido mala; simplemente... meh. Por ello, no tenía particulares expectativas antes de ver If Beale Street Could Talk, la siguiente película del director y guionista Barry Jenkins... aunque, en esta ocasión, debo decir que me terminé llevando una agradable sorpresa gracias a la rica profundidad del material y el lenguaje audiovisual empleado por Jenkins, más sobrio que el de Luz de Luna pero más efectivo por la manera en la que termina transmitiendo mucho con poco.

A grandes rasgos, la trama de If Beale Street Could Talk gira en torno a un hombre de color que es encarcelado por un grave delito que no cometió, por lo que su pareja, también de color, hará lo posible por demostrar su inocencia y sacarlo de prisión. Pero, en realidad, el guion de If Beale Street Could Talk (basado en una homónima novela de James Baldwin) abarca mucho más, y Jenkins supo hacerle justicia a dicha ambición, con una narrativa que balancea una amplia variedad de temas que se integran naturalmente a la trama, sin nunca hacer que uno se anteponga a otro. De esa manera, tenemos una historia de amor combinada con un drama familiar, al mismo tiempo que se examinan el racismo, la intolerancia y cómo algunas cosas lamnetablemente no han cambiado a pesar del paso del tiempo (If Beale Street Could Talk no transcurre en la época actual, pero no especifica en cuál). Sin embargo, esos puntos no son tocados en If Beale Street Could Talk con la empalagosa lacrimosidad de Historias Cruzadas (The Help, 2011) ni con las irritantes homilías de Green Book (2018), sino que están abordados de manera mucho más inteligente y sustanciosa.

Las actuaciones son otro punto fuerte de If Beale Street Could Talk. Stephan James y Kiki Layne conforman una excelente pareja protagónica, resultando igualmente creíbles en su desempeño individual y en la dinámica que ambos logran mutuamente, convenciéndonos del genuino amor que existe entre sus personajes. El elenco secundario también hace un perfecto trabajo (con la excepción de Ed Skrein, cuya breve pero relevante participación como un policía resulta demasiado sobre-actuada), destacando a Regina King, cuya total compenetración con su personaje y potente presencia la hacen hipnótica cada vez que aparece en escena.

Por el lado negativo, hay algunos puntos en la trama de If Beale Street Could Talk que no se sienten adecuadamente explicados; quizás ahí hubo una excesiva condensación del libreto original que hizo que algunas cosas se pasaran ligeramente por alto. De todas maneras, If Beale Street Could Talk supo conservar el "sabor" de una buena novela, ofreciendo un relato con múltiples niveles y texturas, traducido en imágenes de manera elegante y poética, y eso basta para recomendarla con absoluta confianza.

viernes, 8 de marzo de 2019

Juventud (Youth, 2015)


Reseña: El estilo del director Paolo Sorrentino funciona mejor cuando no se enfoca en una narrativa concreta, sino en una serie de viñetas que se van concatenando hasta formar un todo rico y sustancioso. Quizás por eso, su película menos lograda, The Family Friend (L'Amico di Famiglia, 2006), fue justamente la que más seguía una línea narrativa. Como sea, Juventud encaja dentro del estilo que mejor domina Sorrentino, aunque, en este caso, el encadenamiento de viñetas no logra llegar a un punto determinado, por lo que el todo termina siendo menos que la suma de sus partes.

Juventud retrata a un variado grupo de personas que están pasando un tiempo en un exclusivo resort en Suiza. Como ya establecí en el párrafo previo, no hay una trama propiamente dicha, pero sí tenemos abundantes buenos momentos que capturan el interés y ofrecen material profundo que invita a la reflexión. A su vez, también hay algunos momentos que se sienten afectados y pretenciosos (sobre todo, los relacionados con Hitler -cuando vean la cinta, entenderán a qué me refiero) que se sienten vacuos e irrelevantes, aunque afortunadamente, estas instancias se encuentran en la minoría.

También hay que hacer mención de las impecables actuaciones del elenco entero. Michael Caine (como un célebre director de orquesta) y Harvey Keitel (como un cineasta que no se encuentra atravesando el mejor momento de su carrera) no necesitan palabras para transmitir el peso que las experiencias de vida de sus personajes han tenido a lo largo de los años, y verlos interactuar con tan buena química es un placer. Todo el resto del elenco también hace un trabajo estupendo, desde quienes interpretan papeles de soporte pero no por ello carentes de importancia (Rachel Weisz, Paul Dano y Jane Fonda) hasta quienes encarnan roles aparentemente "chicos", pero que, en realidad, aportan valiosos detalles que enriquecen la experiencia (entre los que se encuentra el argentino Roly Serrano encarnando a un cierto jugador de fútbol, cuyo nombre nunca se explicita en la película, aunque no quedan dudas de quién se trata).

Pero, volviendo a lo negativo, sentí que a Juventud le faltó un cierre genuinamente satisfactorio que unificara la experiencia. La disfruté escena por escena, pero cuando llegó el momento del final, me quedé con la impresión de que la cinta no terminó llegando a un punto determinado. En otras palabras, me gustó más el recorrido que el destino final. Eso no quita que, de todas maneras, Juventud me haya parecido una sólida película, pero, con una conclusión mejor armada, siento que la experiencia general podría haber llegado más lejos, sin dejarme con ganas de algo más.

Aún así, creo que Juventud amerita ser recomendada por el extraordinario trabajo de su elenco, la visión de Sorrentino y el hecho de que no teme invitar a la reflexión del espectador con un ritmo sereno que le da un aire otoñal y elegíaco a la película entera. Con un final mejor planteado y evitando algunas instancias de excesiva pretensión, Juventud podría haber sido una gran película, pero, en su estado actual, no deja de ser una cinta interesante realizada con innegable talento al frente y detrás de cámaras.

miércoles, 6 de marzo de 2019

Aquaman (2018)

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Reseña: Aquaman es la primera película del Universo Cinemático de DC que he visto (el cual se inició en el 2013 con El Hombre de Acero -Man of Steel-), y la pondría más o menos a la par de la mayoría que vi del Universo de Marvel (sobre todo Thor: Ragnarok -2017-)... lo cual no es mucho decir. Aquaman es básicamente un muestrario de efectos especiales de casi dos horas y media, lo cual nos brinda varias secuencias que llaman la atención por lo visual... aunque la experiencia general resulte hueca y olvidable por lo superficial que se siente en lo que respecta a lo narrativo y lo emocional.

El guion de Aquaman sigue la modular estructura que suelen tener los videojuegos, por lo que básicamente presenciamos una serie de "niveles" que eventualmente culminará con el enfrentamiento contra el "Big Boss" (eso no constituye "spoiler", ¿no?), pero sin el respaldo de una estructura narrativa que le dé peso y congruencia. Lo que sí agradecí es que el director James Wan no tome las cosas muy en serio, lo cual evita que Aquaman caiga en la aplastante solemnidad de, por ejemplo, Capitán América: Civil War (Captain America: Civil War, 2016).

En lo que respecta al elenco, Jason Momoa no será un gran actor, pero definitivamente tiene carisma y presencia, y con eso, es más que suficiente para el papel de Aquaman. Por su parte, la actuación de Amber Heard es pésima, pero, por el otro lado, su impresionante belleza la hace un constante deleite para la vista. Patrick Wilson hace lo poco que puede como el villano genérico y poco interesante que le tocó interpretar, mientras que Nicole Kidman y Temuera Morrison son quienes más emociones logran transmitir como los padres de Aquaman.

A fin de cuentas, Aquaman es una película que tiene mucho para ofrecer en sus aspectos técnicos, pero demasiado poco en lo narrativo. Eso la hace mediocre y poco satisfactoria, aunque lo mismo pienso de la mayoría de las películas de superhéroes contemporáneas, así que quizás mi gusto personal no sea compatible con ellas. O quizás es irreal de mi parte pretender que todas ofrezcan el perfecto balance de humor, drama y acción de Guardianes de la Galaxia (Guardians of the Galaxy, 2014) o la profundidad y los ricos matices de Logan (2017).

Utøya: July 22 (Utøya 22. Juli, 2018)

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Reseña: El 22 de julio de 2011, ocurrieron dos atentados terroristas en Noruega. El primero fue un coche bomba que explotó en Oslo. El segundo fue una masacre por parte de un extremista de derecha de sesenta y nueve jóvenes que se encontraban en un campamento estudiantil en la isla de Utøya. Como el título mismo lo indica, Utøya: July 22 se encarga de retratar este segundo atentado, y, a pesar de sus nobles intenciones, no logra ser muy satisfactoria.

Utøya: July 22 nos arroja de lleno a la situación, presentando brevemente a algunos personajes para eventualmente retratar los intentos de supervivencia de los jóvenes durante el atentado. Por un lado, fue una buena idea enfocarse de lleno en los hechos evitando todo tipo de relleno; por el otro lado, ese enfoque tan estrecho hace que la experiencia termine tornándose un poco hueca y redundante, generando algunos momentos de tedio porque, a fin de cuentas, uno termina viendo siempre más o menos lo mismo sin un progreso narrativo ni emocional. Obviamente, tampoco pretendía que Utøya: July 22 fuera una película entretenida en el sentido convencional; sería absurdo esperar eso en una película basada en una historia real tan triste y dolorosa. No obstante, creo que eso no es excusa para entregar una cinta tan fría que, francamente, no me hizo sentir nada.

También me costó generar empatía con los personajes. Al arrojarnos en los hechos con una mínima introducción, no llegamos a realmente conocerlos ni compenetrarnos con ellos, por lo que resulta muy difícil establecer una conexión emocional (en este punto, algo similar me había ocurrido con Dunkerque -Dunkirk, 2017-). Adicionalmente, los actores se sienten blandos, y no logran transmitir mucho a la audiencia.

Entonces, aunque reconozco las virtudes técnicas de Utøya: July 22 (como el bien logrado plano secuencia en el que la cinta fue rodada, el cual no sé si fue real o simulado; de todos modos, la ilusión está lograda), me pareció demasiado fría, distanta y ocasionalmente tediosa como experiencia cinematográfica. Una cinta que tocaba un tema de esta magnitud debería haber sido devastadora, pero al dejar una mera indiferencia, algo definitivamente falló a pesar de las buenas intenciones con las cuales fue realizada.

lunes, 4 de marzo de 2019

Macbeth (2015)

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Reseña: Hace apenas unos meses, vi El Mercader de Venecia (The Merchant of Venice, 2004), y ahora Macbeth, otra adaptación de una legendaria obra teatral del célebre William Shakespeare, y ciertamente resulta interesante contemplar los distintos enfoques con los cuales ambas fueron realizadas. El Mercader de Venecia era una película que derrochaba opulencia, con fastuosos decorados y vestuarios, mientras que Macbeth es una cinta austera y hasta minimalista. Aunque me gustó El Mercader de Venecia, creo que, en retrospectiva, el estilo de Macbeth produce resultados más satisfactorios a largo plazo, ya que el foco radica en los personajes y su compleja psicología, en lugar de prestar tanta atención a los aspectos técnicos que terminan corriendo el riesgo de llamar la atención por sí solos, consecuentemente anteponiéndose a la narrativa en algunas ocasiones.

A pesar de que la obra teatral de Macbeth se escribió hace más de cuatrocientos años, sus temas siguen vigentes en la actualidad, mostrando cómo puede corromper a una persona el hambre de poder y reflejando un gobierno tiránico. La evolución que experimenta el epónimo Macbeth es muy interesante, empezando como un fiel hombre del rey hasta que luego, manipulado por su esposa, se convierte gradualmente en un monstruo que no se detendrá ante nada para ser cada vez más poderoso. Tanto Macbeth como su esposa son personajes rebosantes de textura y profundidad, y lo más importante de todo es que nunca pierden su inherente humanidad, independientemente de lo reprobables que puedan ser sus acciones.

Michael Fassbender brinda una excelente actuación como Macbeth, simultáneamente medida y llena de intensas emociones que él logra transmitir tan solo con su mirada y sus expresiones. Por su parte, Marion Cotillard brinda otro excepcional trabajo como la esposa de Macbeth, además de poseer una magnética presencia escénica que la hace hipnótica cada vez que aparece. El elenco secundario también hace un sólido trabajo, destacando a Paddy Considine como Banquo, el bondadoso amigo de Macbeth quien terminará teniendo una importante fricción con él, y David Thewlis como el rey de Escocia a quien Macbeth empieza sirviendo para luego decidir destronarlo.

Como dije en el primer párrafo, Macbeth carece del lujo y la fastuosidad que solemos ver en el cine "de época", lo cual ciertamente contribuye a darle una atmósfera distinta, más íntima y menos grandilocuente. Las escenas de batalla también esquivan a la espectacularidad, aunque me gustó el estilo visual que el director Justin Kurzel imprimió en ellas (particularmente la que ocurre cerca del final, en donde el manejo de la paleta de colores es genuinamente precioso).

Finalmente, también aprecio que Kurzel haya sabido evitar toda teatralidad en Macbeth, concibiendo la experiencia en imágenes y brindándole un lenguaje visual simultáneamente sobrio y dinámico, por lo que la cinta nunca se vuelve monótona ni estática a pesar de sus extensos diálogos y monólogos. En resumen, una muy interesante adaptación de una venerable obra teatral que no ha perdido relevancia a pesar de los siglos que han transcurrido desde que fue escrita, auxiliada por impecables actuaciones y una sólida dirección.

Pure (2002)

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Reseña: Pure es un drama sobre un niño de diez años que tiene que lidiar con una madre drogadicta. Suena como una receta fácil para la manipulación y el golpe bajo, aunque, para ser justos, la película evita caer en eso. Por el otro lado, eso no quita que el guion me haya parecido muy pobre, repleto de elementos inverosímiles y hasta risibles, lo cual hizo que la experiencia general fuera olvidable y poco satisfactoria.

Para empezar, las conductas del personaje principal me parecieron completamente forzadas para un niño de diez años. La manera de dirigirse a su madre, los comentarios que hace y su general forma de actuar parecen más acordes a un adulto que a un simple niño. Quizás hubiera sido mejor si el personaje central hubiera tenido, por ejemplo, quince años, pero aún así siento que el comportamiento general hubiera hecho ruido. Y mejor ni hablar de la manera en la cual el niño resulta ser más listo que los vendedores de droga o los policías; eso ya cayó en el terreno del humor involuntario, y parece más propio de alguna comedia infantil que de una cinta que pretende ser un drama serio.

Por su parte, la mayoría de las actuaciones no me gustaron. En el rol central, Harry Eden es uno de los niños actores (bueno, "niño" en la época que se realizó esta cinta) más rígidos y menos espontáneos que he visto; se nota constantemente que está repitiendo sus líneas de memoria sin expresividad ni naturalidad. En el rol de la madre, Molly Parker se siente hueca y poco creíble, limitándose a utilizar una sola expresión ineficaz a lo largo de toda la cinta. Los demás actores se sienten igual de forzados, con la excepción de la finada Geraldine McEwan como la abuela del protagonista; es la única que genuinamente consigue transmitir algo a la audiencia.

Finalmente, la dirección de Gillies MacKinnon se siente anónima e insulsa, y su nulo vuelo visual hace que la cinta tenga el aspecto de algún genérico telefilm. Entonces, realmente no encuentro razones suficientes para recomendar Pure. Es una película que no aburre, pero que no hace sentir absolutamente nada, ya que las actuaciones (en su mayoría), guion y dirección dejan mucho que desear. Y como retrato de la drogadicción, es totalmente superficial y carente de los matices y profundidad que un tema de esa índole debería tener.

Quién te Cantará (2018)

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Reseña: Después de la extraordinaria Magical Girl (2014), naturalmente tenía expectativas muy elevadas antes de ver Quién te Cantará, la siguiente película del director y guionista Carlos Vermut. Y me complace decir que este cineasta no me decepcionó, ya que si bien Quién te Cantará no alcanza la excelsa altura de Magical Girl, resultó ser otra fascinante experiencia cinematográfica en donde Vermut confirma ser uno de los más interesantes directores de la actualidad, poseedor de una seductora visión cinematográfica y una impresionante habilidad para despertar sensaciones intensas en la audiencia.

Al igual que Magical Girl, Quién te Cantará posee una atmósfera onírica e hipnótica, en la cual hasta los momentos más mundanos parecen tener un cierto alejamiento de la realidad cotidiana que estamos acostumbrados a vivir. Sin embargo, ambas películas son bastante diferentes en lo que concierne a sus respectivos guiones, ya que mientras Magical Girl era un thriller enmarañado y lleno de deliciosas vueltas de tuerca, Quién te Cantará es un drama con una narrativa más sencilla y lineal. Personalmente, aunque Magical Girl me haya gustado más, admiro a Vermut por no encasillarse, y por adaptar su única visión a diferentes tipos de historias.

A grandes rasgos, Quién te Cantará retrata la relación que se forja entre dos mujeres: una cantante que ha perdido la memoria y una imitadora de ella que la ha admirado a lo largo de toda su vida. Pero Quién te Cantará es una de esas películas a las cuales ninguna descripción le haría total justicia, ya que es una cinta concebida de manera tan cinematográfica que hay que experimentarla y dejarse llevar por ella para comprender qué es lo que realmente tiene para ofrecer. Además, Quién te Cantará cuenta con aspectos técnicos muy prolijos y cuidados, así como también sólidas actuaciones de Najwa Nimri y Eva Llorach como la cantante y la imitadora (respectivamente).

En conclusión, Quién te Cantará me mantuvo atrapado de principio a fin, para finalmente dejarme con una experiencia cinematográfica única y muy satisfactoria, con algunas secuencias extraordinarias que contribuyen profundamente a su impacto general. En lo que respecta  Vermut, creo que se consagra oficialmente como un auténtico visionario, cuya carrera habrá que seguir con mucha atención (y aún me falta ver su ópera prima, Diamond Flash -2011-, lo cual espero rectificar tan pronto como sea posible).

viernes, 1 de marzo de 2019

Lords of Chaos (2018)

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Reseña: Nunca me ha entusiasmado particularmente el género musical "heavy metal". De ninguna manera estoy queriendo decir que me parezca malo, pero ese tipo de música es definitivamente un gusto adquirido... y ese en particular no coincide con el mío. Sin embargo, aunque su trama esté directamente conectada con ese mundillo, creo que no hace falta ser un erudito en "heavy metal" para apreciar las virtudes de Lords of Chaos, un interesante retrato de "metaleros" que llevan dicha afición a niveles que superan lo racional al punto de cometer asesinatos e incendiar iglesias.

Inspirándose libremente en hechos reales (lo cual la película establece al principio con la frase "basada en la verdad, las mentiras y lo que realmente sucedió), Lords of Chaos está ambientada en Noruega entre fines de los '80 y principios de los '90, un país y una época en donde floreció el movimiento "black metal". En ese contexto, encontramos a "Euronymous", un joven interesado en crear "auténtico metal noruego", lo cual lo termina poniendo en contacto con personas cada vez más peligrosas.

Contrario a lo que pudiera creerse, Lords of Chaos no dedica una gran cantidad de tiempo a la música metalera (aunque desde luego está presente; particularmente, quiero destacar una escena al principio de la película que retrata un concierto, la cual me pareció muy bien filmada, capturando perfectamente la atmósfera pesadillesca y aturdidora de ese entorno). La cinta está más interesada en mostrar las conductas enfermizas y aberrantes que puede desencadenar el obsesivo fanatismo, lo cual le brinda inusitada profundidad psicológica a la experiencia.

Antes de ver Lord of Chaos, me daba un poco de desconfianza la presencia del director Jonas Åkerlund tras las cámaras. La única película que había visto de este cineasta había sido Spun (2002), la cual derrochaba estilo (aspecto que tiene muy bien entrenado tras una extensa carrera realizando video-clips) aunque se hacía evidente que Åkerlund tenía dificultades en conducir una narrativa de manera fluida y satisfactoria. Afortunadamente, el trabajo de este director resulta mucho más disciplinado en Lords of Chaos, dejando un poco de lado el estilo (aunque sin descuidarlo) para enfocarse más en desarrollar naturalmente la narrativa, además de haber trabajado con un guion con mayores matices. Adicionalmente, Åkerlund vivió de cerca la escena metalera en Europa durante los '80, ya que fue baterista del grupo sueco Bathory.

Las actuaciones de Lords of Chaos me parecieron bastante buenas, empezando por Rory Culkin como Euronymous. El trabajo de este actor logra genuinamente humanizar a su personaje, mostrándolo como un joven normal que se ve cada vez peor afectado por malas influencias, haciendo más y más difícil la posibilidad de una escapatoria. Jack Kilmer logra brindar un aura apropiadamente trágica y perturbada en su papel de un cantante con tendencias suicidas, mientras que Emory Cohen logra ser genuinamente temible tan solo con sus elocuentes expresiones.

Por el lado negativo, hay algunos momentos de Lords of Chaos en la parte media que resultan un poco repetitivos y obstruyen ligeramente el flujo narrativo. A pesar de eso, la balanza general cae del lado positivo, por lo que siento que puedo recomendarla con confianza, aunque con la advertencia de que hay algunas escenas de violencia tan crudas y viscerales que podrían perturbar a algunos espectadores. Es en esos momentos cuando Lords of Chaos más precisamente demuestra los terribles extremos a los que puede llegar el fanatismo irracional.