Reseña: Gato Negro, Gato Blanco es la primera (y, hasta el momento, única) película del reconocido director Emir Kusturica que he visto, y definitivamente se nota su capacidad para crear todo un mundo peculiar y bizarro, y transportarlo al espectador al mismo. Esta es una comedia desaforada y frenética, con una imparable energía que termina contagiando al espectador, haciéndolo pasar un rato agradable y gracioso (la escena en la cual uno de los personajes principales intenta recuperar su maletín es genuinamente antológica), mientras que las exageradas actuaciones encajan a la perfección en el demencial tono de la cinta. Quizás, la película podría haber sido un poco más concisa (hay algunos momentos que no se sienten muy relevantes para la trama), pero de todas formas, Gato Negro, Gato Blanco me gustó, y logró que me dieran ganas de ver más cintas de Kusturica.
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