lunes, 4 de marzo de 2019

Pure (2002)

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Reseña: Pure es un drama sobre un niño de diez años que tiene que lidiar con una madre drogadicta. Suena como una receta fácil para la manipulación y el golpe bajo, aunque, para ser justos, la película evita caer en eso. Por el otro lado, eso no quita que el guion me haya parecido muy pobre, repleto de elementos inverosímiles y hasta risibles, lo cual hizo que la experiencia general fuera olvidable y poco satisfactoria.

Para empezar, las conductas del personaje principal me parecieron completamente forzadas para un niño de diez años. La manera de dirigirse a su madre, los comentarios que hace y su general forma de actuar parecen más acordes a un adulto que a un simple niño. Quizás hubiera sido mejor si el personaje central hubiera tenido, por ejemplo, quince años, pero aún así siento que el comportamiento general hubiera hecho ruido. Y mejor ni hablar de la manera en la cual el niño resulta ser más listo que los vendedores de droga o los policías; eso ya cayó en el terreno del humor involuntario, y parece más propio de alguna comedia infantil que de una cinta que pretende ser un drama serio.

Por su parte, la mayoría de las actuaciones no me gustaron. En el rol central, Harry Eden es uno de los niños actores (bueno, "niño" en la época que se realizó esta cinta) más rígidos y menos espontáneos que he visto; se nota constantemente que está repitiendo sus líneas de memoria sin expresividad ni naturalidad. En el rol de la madre, Molly Parker se siente hueca y poco creíble, limitándose a utilizar una sola expresión ineficaz a lo largo de toda la cinta. Los demás actores se sienten igual de forzados, con la excepción de la finada Geraldine McEwan como la abuela del protagonista; es la única que genuinamente consigue transmitir algo a la audiencia.

Finalmente, la dirección de Gillies MacKinnon se siente anónima e insulsa, y su nulo vuelo visual hace que la cinta tenga el aspecto de algún genérico telefilm. Entonces, realmente no encuentro razones suficientes para recomendar Pure. Es una película que no aburre, pero que no hace sentir absolutamente nada, ya que las actuaciones (en su mayoría), guion y dirección dejan mucho que desear. Y como retrato de la drogadicción, es totalmente superficial y carente de los matices y profundidad que un tema de esa índole debería tener.

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