viernes, 29 de marzo de 2019

Dragged Across Concrete (2018)

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Reseña: En los últimos cinco años, el nombre del director y guionista S. Craig Zahler ha estado resonando cada vez más fuerte, y con justa razón. En el western Bone Tomahawk (2015) y el thriller Brawl in Cell Block 99 (2017), Zahler ha demostrado abundante talento para construir relatos de manera pausada y metódica, envolviendo gradualmente al espectador para luego golpearlo con terceros actos brutales en donde la violencia estalla de manera cruda e impactante. Este cineasta vuelve a utilizar dicha técnica en Dragged Across Concrete, su más reciente cinta, la cual me pareció una muy entretenida "heist movie" (así se les dice a las películas sobre robos) que logró mantenerme atento e involucrado a lo largo de más de dos horas y media que se me pasaron volando.

A diferencia de las películas previas de Zahler, Dragged Across Concrete nos presenta a varios personajes con diversas sub-tramas que eventualmente confluirán. Quizás algunos detalles de la trama están abordados de manera demasiado rápida, pero, en general, la trama está bien estructurada, tomándose su tiempo para establecer a los personajes y las situaciones en las cuales se ven envueltos, logrando que genuinamente nos compenetremos con ellos. Los personajes más importantes son dos policías que son suspendidos de la fuerza por un caso de brutalidad policial por un lado, y, por el otro, un hombre de color con un hermano discapacitado y una madre que hace cualquier cosa por aportar dinero. Eventualmente, todas estas personas se terminarán vinculando por el crimen, lo cual no está bien, pero, al mismo tiempo, podría ayudarlos a salir de la situación económica cada vez más difícil que están atravesando. Eso le brinda una rica ambigüedad moral a la cinta, mostrando cómo los personajes no ven una mejor salida que volcarse al delito para encontrar un rayo de luz al final del túnel.

Adicionalmente, aprecié mucho la deliciosa dosis de incorrección política que Zahler incorporó a su libreto, lo cual fue refrescante de encontrar en esta época en la cual parece estar prohibido contrariar la moral y las buenas costumbres. El dúo de policías es el encargado de aportar la mayor cantidad de dicha incorrección política durante sus hilarantes diálogos, los cuales les brindan una buena cantidad de humor al relato. Además, ayuda mucho que ambos estén interpretados por Mel Gibson y Vince Vaughn, compartiendo una química natural y creíble (además, no pueden negarse los paralelos que se pueden trazar entre el personaje de Gibson y algunos notorios escándolos en los cuales él se vio involucrado en la vida real). Tory Kittles interpreta al hombre de color, y aunque este actor era un total desconocido para mí, también logró dejarme una buena impresión; las escenas que comparte con su hermano en silla de ruedas (sólidamente encarnado por Myles Truitt) configuran los momentos más cálidos y emotivos de la cinta. En el resto del elenco, podemos encontrar a buenos actores como Jennifer Carpenter, Don Johnson y Udo Kier en roles breves, pero ellos consiguen elevarlos con su talento (aunque Carpenter interpreta un personaje cuya presencia se podría haber omitido, porque no añada nada particularmente sustancioso a la narrativa).

Mi principal queja contra Dragged Across Concrete no es intrínseca de la película, sino que está relacionada con las expectativas que tenía en base a las dos previas películas de Zahler. Dragged Across Concrete tiene una conclusión satisfactoria, pero dista de ser tan contundente e impactante como las de Bone Tomahawk y Brawl in Cell Block 99. Con esos antecedentes, yo esperaba un remate más intenso que el que Dragged Across Concrete terminó teniendo. De todas maneras, eso no impidió que la cinta me gustara, y, como dije anteriormente, si no hubiera visto las dos películas previas de Zahler, probablemente no hubiera tenido esta objeción.

Dragged Across Concrete no innova en cuanto a tema, pero sí resulta distinta en lo que respecta a su ejecución. Zahler demuestra nuevamente lo importante que es construir minuciosa y cuidadosamente la narrativa y los personajes (no en balde, tuvo una prolífica carrera como novelista antes de convertirse en cineasta), ya que eso hace que la experiencia vaya generando interés y buenos niveles de tensión que eventualmente explotan en todo su esplendor. A fin de cuentas, Dragged Across Concrete no me pareció perfecta, pero no puedo negar que me pareció una experiencia simultáneamente entretenida, emocionante, emotiva y hasta inesperadamente graciosa, por lo que puedo recomendarla con confianza, particularmente para espectadores que valoren una película cocinada "a fuego lento" para eventualmente servir un plato satisfactorio.

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