miércoles, 17 de octubre de 2018

Transit (2018)

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Reseña: Transit es una película simultáneamente experimental y clásica, y eso es lo que la hace cautivante. Por un lado, toma la decisión radical y valiente de tomar un relato (basado en una novela de 1942) que transcurre durante la persecución nazi en la Segunda Guerra Mundial y ambientarlo en la época moderna. Eso le brinda un carácter atemporal a la cinta, mostrando que, lamentablemente, algunas cosas nunca cambiarán. Por el otro lado, más allá de sus audaces decisiones de puesta en escena y de hacer que el relato transcurre en la modernidad, Transit cuenta una historia de amor y espionaje arraigada en raíces clásicas, que tranquilamente podría haber formado parte del Hollywood de los '40 y '50.

En Transit, el director y guionista Christian Petzold hace que el espectador sea participante activo de la película. No se detiene a explicar nada; simplemente pone a la audiencia en un contexto, y hace que esta tenga que sumarse al relato y deducir por sí sola las cosas con las herramientas que brindan el guion y la puesta en escena. Nada en Transit se siente arbitrario; hasta la narración en off, que tanto me ha molestado en otras cintas, se siente completamente justificada, y contribuye a brindarle capas adicionales de significado a la cinta. Hablando de capas, Transit tiene abundantes niveles narrativos y alegóricos para ofrecer, por lo que cada espectador brindará su particular lectura a lo que ocurre en pantalla, hasta culminar en un inolvidable final, que no solo es muy satisfactorio en lo narrativo y lo emocional, sino que también logra que el espectador se re-plantee toda la película, haciendo que esta adquiera toda una nueva dimensión. Es evidente que Petzold sabe cómo terminar sus películas (también había brindado finales memorables en cintas como Wolfsburg -2003- y Triángulo -Jerichow, 2008-).

Adicionalmente, no puedo dejar de hacer mención de las impecables actuaciones de Transit. Franz Rogowski (¿Me parece a mí, o realmente es idéntico a Joaquin Phoenix?) interpreta un rol difícil, ya que su personaje debe constantemente reprimir emociones, y es testimonio de su gran talento como actor que logre transmitirlas de manera simultáneamente sutil y creíble. Por su parte, Paula Beer también destaca, ya que no necesita más que su mirada y su presencia física para expresar todo lo que le ocurre a su personaje.

Recomiendo saber lo menos posible sobre la trama de Transit antes de verla. Esta es una cinta tan intrigante y atrapante, y está tan minuciosamente realizada como virtuosamente ejecutada, que conviene llegar a ella lo más "en blanco" posible y dejarse gradualmente hipnotizar por esta fascinante película. Recomendada con mucho entusiasmo, como muestra de que aún es posible innovar en el lenguaje cinematográfico, ofreciendo una experiencia única que genuinamente logra permanecer en la memoria.

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