viernes, 8 de septiembre de 2017
Dulce y Melancólico (Sweet and Lowdown, 1999)
Reseña: Dulce y Melancólico es una película simpática... aunque esa simpatía no sea suficiente para darle total sustento a la experiencia completa. Durante el último tramo, la cinta empieza a hacer agua, y se nota que ya estaba agotada la premisa para ese punto. De todas maneras, Dulce y Melancólico no me aburrió en ningún momento, y creo que amerita una mediana recomendación, aunque definitivamente no está ni remotamente entre lo mejor de la filmografía de Woody Allen.
Esta es una de esas películas que no cuentan una historia unificada propiamente dicha, sino que retratan una serie de viñetas; en este caso, dichas viñetas se enfocan en Emmett Ray, un ficticio guitarrista de jazz, y las diversas situaciones en las cuales se ve involucrado. La principal "carta fuerte" de esta película son las excelentes actuaciones de Sean Penn y Samantha Morton como Emmett y la chica muda de la cual él se enamora (respectivamente), además de la perfecta química que comparten entre sí. De hecho, Morton desaparece un largo rato durante el último tramo de la cinta, y su ausencia definitivamente se resiente, además de exacerbar el hecho de que la película se empieza a quedar sin combustible en ese punto, como ya fue previamente señalado.
Entonces, Dulce y Melancólico es una película cálida y agradable, aunque, a fin de cuentas, la experiencia global es tan tenue e insustancial que pasa al olvido rápidamente. De todas maneras, me hizo pasar un buen rato, aunque tomando en cuenta que Allen estuvo detrás de las cámaras, me terminé quedando con sabor a poco.
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