miércoles, 24 de abril de 2019

High Life (2018)

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Reseña: Tenía elevadas expectativas antes de ver High Life porque su directora, Claire Denis, se encuentra entre mis cineastas favoritos, aunque debo decir que me decepcionó su película previa, Un Bello Sol Interior (Un Beau Soléil Interieur, 2017). No era una cinta mala por sí sola, pero me pareció carente de todo aquello que hace que el cine de esta director sea habitualmente único e indescriptible. En otras palabras, en su intención de hacer algo más "normal", Denis terminó entregando una película a la que faltaba todo lo que tanto me había atrapado en otras cintas suyas.

Por ello, me place decir que, sin ser infalible, High Life me pareció un regreso al cine intensamente sensorial y visceral de Denis, además de ofrecer una narrativa que ofrece una amplia variedad de posibles interpretaciones y abundantes metáforas e ideas visuales expertamente implementadas por Denis. Como suele ocurrir en las películas de este cineasta, High Life no está interesada en brindar una estructura narrativa convencional ni en dejar todo servido en bandeja, pero eso es justamente lo que más valoro de Denis.

High Life podría categorizarse como "ciencia ficción", pero una película como esta escapa al fácil encasillamiento. Ciertamente, hay elementos típicos de ese género (la cinta gira en torno a un grupo de convictos en una nave espacial, en donde son sometidos a extraños experimentos por parte de una doctora, interpretada por Juliette Binoche demostrando una faceta histriónica que no estamos acostumbrados a ver en ella), pero los co-guionistas Denis y Jean-Pol Fargeau los utilizan simplemente como puntos de partida para reflexionar sobre temas como el sexo, el aislamiento y el gradual descenso a la locura. Adicionalmente, High Life es una película que trabaja mucho los subtextos y las metáforas, por lo que, en muchas ocasiones, resulta evidente que lo que estamos propiamente viendo en pantalla se está utilizando como símbolo de otra cosa.

Escapando la grandilocuencia que muchas cintas de ciencia ficción adoptan, High Life luce una elegante austeridad, metiendo al espectador de lleno en la claustrofóbica atmósfera de esa nave espacial, creando elocuentemente la sensación de que los personajes simplemente no tienen escape de ese pesadillesco entorno. A su vez, también me pareció interesante la bizarra manera en la cual Denis retrata la sexualidad en High Life (lo cual constituye uno de los principales ejes temáticos de la película), lo cual hace que esta cinta tenga algunos puntos en común común Trouble Every Day (2001), una de sus obras previas, aunque aquí estén encarados desde otro punto de vista.

Por el lado negativo, creo que el final de High Life se queda un poco corto. Por un lado, concluye la experiencia con una sensación apropiadamente misteriosa, pero, por el otro, yo esperaba un cierre más impactante y concreto en vista de lo que la película parecía estar construyendo. Sin emabrgo, no es una queja significativa, y quizás le vaya encontrando nuevos niveles de significado al final a medida que la película se vaya sedimentando en mi cerebro con el correr de los días.

Eso me lleva al principal halago que puedo hacerle a High Life: es una cinta que sigue dando vueltas en la cabeza durante largo rato, y lo que tiene para ofrecer es tan rico que naturalmente se van descubriendo nuevas cosas a medida que uno más procesa la cinta adentro suyo. Como ya es moneda corriente en la filmografía de Denis, sobra decir que High Life no es una película para todos los gustos, pero, personalmente, volví a caer una vez más en el hechizo de esta directora, por lo que esta me pareció una experiencia hipnótica y concebida con una auténtica visión cinematográfica.

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