viernes, 3 de mayo de 2019

Goodbye, Dragon Inn (Bu San, 2003)

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Reseña: El director Tsai Ming-liang llamó mi atención con la película The Hole (Dong, 1998), en donde demostró una inusual habilidad para navegar naturalmente entre dos estilos diametralmente opuestos: la cinta tenía una atmósfera melancólica y angustiante de soledad que se veía ocasional y súbitamente interrumpida por números musicales alegres y optimistas. Lo que hacía atractiva a la película era justamente ese contraste de momentos tan diferentes para hacerlos confluir de manera orgánica y natural, dando como resultado una experiencia única.

En Goodbye, Dragon Inn, Tsai ofrece una apuesta aún más radical que la de The Hole. En esta cinta, que transcurre en un breve lapso de tiempo durante la noche en la cual un antiguo cine está a punto de cerrar para siempre, se prescinde de prácticamente todos los elementos que suelen identificar el arte cinematográfico: los diálogos son prácticamente inexistentes (más allá de los que se pronuncian en la película proyectada en el cine, no debe haber más de cinco líneas de diálogo en total, si la memoria no me falla); no hay una trama propiamente dicha; y no conocemos casi nada de los personajes ni de su vida previa.

Definitivamente, Goodbye, Dragon Inn no será una película para todos los gustos, pero, en mi caso personal, no puedo negar que hubo algo que me atrapó de principio. Ese cine antiguo me pareció un escenario hipnóticamente misterioso; hay algo que lo hace sentir como un lugar lleno de secretos, y eso se palpa gracias a la atmósfera que Tsai logra conjurar desde el primer fotograma. Como mencioné anteriormente, los personajes son también enigmáticos, y se genera curiosidad de saber más sobre ellos gracias a indicios sutiles que la cinta nos va arrojando poco a poco.

Por otra parte, Goodbye, Dragon Inn termina siendo una película imposible de recomendar abiertamente, y es indudable que los espectadores acostumbrados a un cine más convencional se desesperarán rápidamente con el pausado ritmo y las extensas escenas en las cuales no parece pasar nada. Digo "parece" porque quien esté dispuesto a escarbar descubrirá que hay niveles interesantes y hasta inquietantes por debajo, y ahí es donde se demuestra lo bien que Goodbye, Dragon Inn sabe trabajar con lo implícito y cómo despertar la imaginación del espectador en base a ello.

Habiendo visto tan solo dos películas de Tsai, me queda claro de que es un cineasta muy personal quien no parece tener el más mínimo interés en realizar productos comercialmente viables ni en realizar un cine para las grandes masas. No obstante, admiro la audacia y visión de estas dos películas, las cuales lograron interpelarme de maneras extrañas e inesperadas. Por ello, seguiré indagando en la carrera de este talentoso cineasta.

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