martes, 27 de febrero de 2018
La Elección (Election, 1999)
Reseña: La Elección es la comedia más deliciosamente corrosiva y cínica que he visto en mucho tiempo. Además de encontrar un balance orgánico entre amargura y humor negro y sagaz, La Elección nos ofrece una atinada sátira política, con la particularida de que, en esta ocasión, el aspecto "político" transcurre en unas elecciones estudiantiles que se llevan a cabo en colegio secundario. De hecho, no sería nada descabellado imaginar al personaje de Tracy Flick convertido eventualmente en una política cruel y despiadada.
El guión de La Elección (basado en una novela escrita por Tom Perrotta) me pareció muy bien escrito, presentándonos personajes multi-dimensionales con sus particulares puntos de vista y circunstancias, y haciendo que todos converjan en una estructura narrativa sólida y cohesiva, donde cada pequeño detalle forma parte indispensable del tapiz narrativo, y logrando que todas esas vertientes se complementen en lugar de opacarse. El director Alexander Payne mantiene un flujo claro y natural, manejando los diversos puntos de vista con facilidad, y con algunos emplazamientos y trucos de cámara que le brindan personalidad a la cinta, pero sin nunca resaltar por sí solos, sino que cumplen una auténtica función para auxiliar a la narrativa.
Francamente, Reese Witherspoon siempre me había generado absoluta indiferencia como actriz, pero esa percepción ha cambiado por completo luego de haber visto La Elección; su trabajo en esta película es extraordinario, resultando absolutamente creíble y adecuadamente odiosa como Tracy, una genuina arpía que no planea detenerse ante nada para ganar las elecciones. Matthew Broderick también hace un sólido trabajo en el rol co-protagónico de un profesor de la escuela, logrando ser un "perdedor" querible que genera automática empatía con el espectador. Por su parte, en el caso de Chris Klein, la rigidez de un actor rara vez había sido tan bien aprovechada por una película; lejos de dañar a la película, la acartonada manera de actuar de este intérprete resulta perfecta como un deportista con muchos músculos pero poco cerebro.
En conclusión, disfruté mucho La Elección, ya que además de ser divertida, sagaz y graciosa, ofrece comentarios políticos y mensajes que le brindan profundidad a la experiencia, y que la hacen ser una película inteligente y con muchas capas, pero que no por ello olvida la función primordial de entretener al espectador. En resumen, una joya, que merecidamente se ha convertido en un clásico de culto con el correr de los años.
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