miércoles, 28 de febrero de 2018
Yo Soy Tonya (I, Tonya, 2017)
Reseña: A decir verdad, generalmente estoy esperando las "biopics" con bajas expectativas, ya que muchas se limitan a ser una mera enumeración de diversos sucesos en la vida de una persona verídica, y eso es lo que hace que muchas sean insulsas y poco satisfactorias. Adicionalmente, en el caso de Yo Soy Tonya, la persona en cuestión era la patinadora artística Tonya Harding, de quien francamente no tenía mucho interés en conocer su vida. No obstante, aunque no haya resultado una experiencia apasionante ni muy memorable, debo decir que Yo Soy Tonya logró mantenerme entretenido a lo largo de dos horas, principalmente gracias a la dinámica y visualmente atractiva dirección de Craig Gillespie, así como también el empeño demostrado por el guión para construir personajes complejos y multi-dimensionales a quienes resulta difícil encasillar en fáciles etiquetas.
Se podría decir que Yo Soy Tonya gira en torno a tres personajes principales. Además de la epónima Tonya, tenemos a su marido y representante Jeff Gillooly y a su estricta madre. Jeff es violento e impulsivo, pero, al mismo tiempo, tiene sentimientos de amor genuinos hacia el personaje principal. Por su parte, la madre es agobiante y hasta cruel en muchas ocasiones, pero, a fin de cuentas, toma esa actitud para el bien de su hija, con el objetivo de que ella pueda formar un carácter fuerte y prosperar en el deporte que eligió desarrollarse. Finalmente, Tonya tiene buenas intenciones, aunque no siempre encuentra la manera correcta de ponerlas en práctica. En otras palabras, al presentarnos personajes con facetas tan diversas, el espectador puede empatizar fácilmente con ellos, y sentirlos como genuinos seres humanos a pesar de sus aspectos negativos.
En cuanto a las aclamadas actuaciones de Margot Robbie y Allison Janney como Tonya y su madre (respectivamente), tengo opiniones encontradas; por momentos, brindan trabajos sinceros y expresivos, pero, en otras ocasiones, sus interpretaciones se sienten demasiado imititativas, como si pusieran la mímesis de las personas reales que encarnan por encima de sus trabajos actorales. A decir verdad, me gustó más la injustamente ignorada actuación de Sebastian Stan como Jeff que las de Robbie y Janney. Por último, fue una decepción ver tan desperdiciado a Bobby Cannavale (uno de mis actores favoritos) en un papel tan irrelevante.
Mis principales quejas contra Yo Soy Tonya son la presencia de algunos momentos repetitivos, así como también el escaso tiempo en pantalla que se le dedica al personaje de Nancy Kerrigan (quien es importante para el relato, aunque prefiero no mencionar su función en el mismo), ya que se evitó de brindar otra perspectiva que hubiera sido interesante, y le hubiera brindado una capa adicional a la cinta. Aún así, Yo Soy Tonya fue mejor de lo que esperaba, y logró entretenerme de principio a fin, así que amerita una moderada recomendación.
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