jueves, 22 de febrero de 2018
La Mujer de mi Vida (Hatuna Meuheret, 2001)
Reseña: Quizás lo que le jugó un poco en contra a La Mujer de mi Vida en mi caso personal es haberla visto poco tiempo después de Félix y Meira (Félix et Meira, 2014) y La Amante (Hedi, 2016), ya que las tres comparten elementos temáticos en común, particularmente el análisis de un personaje en el seno de una familia rígidamente religiosa (en el caso de La Mujer de mi Vida, se trata de judíos ortodoxos -igual que en Félix y Meira, mientras que La Amante giraba en torno a musulmanes-) que trata de salir de los límites de esas tradiciones, e inicia un romance clandestino con la certeza de que será rotundamente desaprobado por su familia. Quizás no sea justo decir esto, ya que La Mujer de mi Vida fue realizada con anterioridad a las otras dos cintas... pero como yo la vi después, sentí ocasionalmente que estaba visitando nuevamente territorio que ya había recorrido en dos ocasiones recientes.
No obstante, más allá de eso, reconozco que La Mujer de mi Vida es una buena película con abundantes virtudes para ofrecer. Lo que más me gustó de esta película fue la manera en la cual el director Dover Kosashvili captura las escenas, haciéndolas sentir tan reales y genuinas que se sienten voyeurísticas en más de una ocasión. La cercanía e inmediatez lograda por la cámara de Kosashvili son tan palpables que sentimos que estamos junto a los personajes hasta en las situaciones más íntimas o tensas, lo cual da como resultado una experiencia inmersiva y ocasionalmente incómoda (lo digo como un cumplido).
Por su parte, las estupendas actuaciones del elenco entero son parte fundamental del realismo de La Mujer de mi Vida. Lior Ashkenazi resulta muy expresivo en el papel central, transmitiendo la sensación que su personaje tiene de estar entre la espada en la pared (debatiéndose entre cumplir las expectativas de su familia y el sincero amor que siente por su novia secreta) sin necesidad de palabras. La tristemente fallecida Ronit Elkabetz también es merecedora de mención como la enamorada del personaje principal, entregando un trabajo detallado y complejo que brinda múltiples matices a su personaje. Finalmente, Moni Moshonov y Lili Kosashvili (la madre del director) resultan perfectos como los padres del protagonista, ya que no caricaturizan a sus personajes, sino que los retratan como dos personas que aman a su hijo, aunque tienen muchas dificultades en ignorar la abrumadora influencia que la religión tiene en sus vidas.
Entonces, creo que La Mujer de mi Vida ofrece suficientes elementos valiosos como para recomendarla con confianza, ya que me pareció una sólida cinta con perfecta dirección y excelentes actuaciones, con un guión que supo retratar una situación dramática de manera intensa y profunda, sin olvidar momentos de humor que alivian un poco las cosas y se sienten integrados de manera natural.
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