domingo, 1 de julio de 2018

Himizu (2011)

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Reseña: Himizu cuenta una historia con muchos elementos tristes y desgarradores, con los cuales se podría haber logrado un drama intenso y devastador. Sin embargo, no se pudo lograr ese efecto. Las actuaciones del dúo principal (Shôta Sometani y Fumi Nikaidô) son estupendas, el director Sion Sono demuestra buena mano para balancear poesía y crudeza en varias ocasiones y el guión ofrece profundidad y personajes multi-dimensionales. Entonces... ¿qué es lo que falló?

Creo que la principal deficiencia de Himizu es la multitud de momentos bizarros que provocan risa, pero que se sienten fuera de lugar y restan dramatismo a las terribles situaciones que atraviesan los personajes principales (dos jóvenes que sufren maltrato y constantes humillaciones por parte de sus familias). Esos momentos hacen que la experiencia pierda seriedad, por lo que se dificulta la creación de un vínculo emocional con lo que ocurre en pantalla. Esos toques bizarros forman parte del estilo de Sono ya que también se han visto en otras películas suyas, como Cold Fish (Tsumetai Nettaigyo, 2010) y la genial Why Don't You Play in Hell? (Jigoku de Naze Warui, 2013); sin embargo, en esas cintas, se integraban de manera fluida y natural, mientras que se sienten forzados en Himizu.

Por su parte, el guión es interesante en líneas generales (aunque divaga un poco durante la segunda mitad), pintando un cuadro desolador e introduciendo constantemente momentos de crueldad, aunque no por ello se olvida de mantener las cosas ancladas a un nivel humano y hasta de ofrecer algunos cálidos momentos que balancean el pesimismo del resto del relato. Y, como dije anteriormente, las actuaciones de Shôta y Nikaidô son extraordinarias, demostrando total sinceridad y compenetración con sus personajes.

En conclusión, Himizu es una buena película con varios méritos técnicos y artísticos; sin embargo, podría haber llegado más lejos si hubiera extirpado los previamente mencionados toques grotescos, los cuales reducen en gran medida el impacto emocional de la cinta y me "sacaron" de la experiencia en más de una ocasión. Sono me parece un sólido director, y aunque su trabajo en Himizu no es nada desdeñable, quizás no fue el cineasta ideal para realizar esta cinta (personalmente, creo que el sur-coreano Kim Ki-duk hubiera sido mucho más propicio).

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