domingo, 15 de julio de 2018

The Night Eats the World (La Nuit a Dévoré le Monde, 2017)

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Reseña: Antes que nada, hay que advertir que The Night Eats the World está muy lejos de ser una típica película de zombies. Ni bien empieza la película, nos encontramos con el protagonista, quien llega a una fiesta en busca de unas cintas, y se queda dormido. Cuando despierta, descubre que hubo una invasión zombie, por lo que decide quedarse refugiado en el edificio donde se llevó a cabo dicha fiesta, e intenta sobrevivir con el correr de los días. Entonces, los zombies casi pasan a un plano secundario, ya que lo que aquí es relevante es ver cómo el protagonista tiene que lidiar con la soledad, así como también adoptar una rutina completamente nueva.

Durante la mayor parte del tiempo, solo estamos en compañía del personaje principal, por lo que gran parte de la cinta transcurre sin diálogos (aunque me chocó un poco que los pocos que hay hayan sido en inglés, ya que la cinta es una producción francesa ambientada en París). Aunque The Night Eats the World se haya tornado un poco monótona en algunas ocasiones, en líneas generales no aburre, principalmente gracias al hábil manejo visual del director Dominique Rocher, además de su creación de una atmósfera solitaria. A diferencia de otras cintas de zombies, el guión no ofrece explicaciones sobre los eventos que desencadenaron la presencia de los muertos vivos; simplemente, se ocupa de retratar cómo haría una persona normal para mantenerse viva ante esa circunstancia.

El actor Anders Danielsen Lie demuestra suficiente credibilidad y carisma para cargar con la película entera sobre sus hombros, además de poseer capacidad expresiva que le permite transmitir mucho casi sin diálogos. Por el lado negativo, mencionaría que sentí algunos momentos fuera de lugar, además de que, como dije anteriormente, hay algunas escenas monótonas y repetitivas que se podrían haber obviado ya que no logran añadir nada sustancioso a lo que ya sabemos.

Por lo demás, aprecio que The Night Eats the World se haya animado a hacer algo diferente partiendo de algo tan trillado como los zombies. De hecho, casi diría que esta cinta está más cerca de ser un minimalista drama psicológico que una película de terror, lo cual es un testimonio de la audacia de la película por ir en contra de lo convencional y arriesgarse a tomar un camino inusual, y eso es razón suficiente para hacerla merecedora de una recomendación. Sin ser tan buena como It Stains the Sands Red (2016), creo que The Night Eats the World hace buena pareja con aquella cinta, ya que ambas ofrecen alternativas originales al tema de los zombies.

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