miércoles, 17 de enero de 2018
Líbero (Anche Libero va Bene, 2006)
Reseña: Los primeros cinco minutos de Líbero no me estaban entusiasmando en lo más mínimo; este relato sobre un padre criando a sus dos hijos chicos (un varón -Tommasso- y una chica -Viola-) parecía que iba a ser una experiencia lacrimosa y sentimentaloide con una excesiva apelación a la "ternura". Sin embargo, me alegra decir que yo estaba completamente equivocado, ya que Líbero eventualmente resultó un sobrio, profundo y emotivo drama con una amplia variedad de temas y personajes multi-dimensionales con quienes resulta fácil generar empatía.
El eje de Líbero gira en torno a Tommasso, y resulta interesante cómo el director Kim Rossi Stuart (quien también interpreta al padre) capta el punto de vista del niño, no solo en lo que respecta a las cuestiones adultas (los problemas que debe enfrentar su papá, así como también la reaparición de su madre, lo cual no es "spoiler", ya que ocurre bastante pronto), sino también en cuestiones que lo intrigan y despiertan su curiosidad. También ayuda mucho la fantástica actuación de Alessandro Morace en ese rol (lástima que su carrera no haya prosperado), quien logra expresar muchísimo tan solo con su elocuente mirada.
También me parecieron muy bien escritos los personajes del padre y la madre. En lugar de asignarles fáciles roles de "bueno" y "villana", el guión los retrata como dos personas que tienen buenas intenciones, aunque, a veces, cometen errores que pueden dañar a otros. Eso es lo que los hace profundamente humanos, y que podamos comprenderlos y ponernos en su lugar a pesar de algunas cosas que hacen mal. Y claro, no puedo dejar de hacer mención de las competentes actuaciones de Stuart y Barbara Bobulova en esos papeles.
Por el lado negativo, sentí que el personaje de Viola quedó un poco dejado de lado; creo que el guión podría haber ahondado un poco más en ella, ya que su presencia se siente algo irrelevante en retrospectiva (además, la actriz Marta Nobili se quedó un poco corta en ese rol, y terminó palideciendo al lado de los demás intérpretes). Pero bueno, de todas maneras, quedé muy satisfecho con Líbero, principalmente porque logró "taparme la boca", demostrando que una premisa que quizás suene empalagosa e irritante puede ser desarrollada de manera interesante, entretenida y conmovedora cuando se la aborda con talento, visión y honesta sensibilidad.
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