miércoles, 10 de enero de 2018
Policía, Adjetivo (Polițist, Adjectiv, 2009)
Reseña: Partiendo de una premisa mínima (un policía sigue durante días a un joven que fuma marihuana con el objetivo de luego arrestarlo), Policía, Adjetivo logra ser una cautivante película que abarca una amplia variedad de temas, aunque su engañosamente simple superficie haga parecer que no pasa nada en varias ocasiones. Pero quien sepa escarbar en esta cinta, encontrará abundante sustancia para mantener el interés y eventualmente dejar al espectador pensando mucho tiempo después de que termina la película.
Lo que mejor logra Policía, Adjetivo es hacer que nos pongamos en la piel del personaje principal. Cada vez que tiene que estar espiando al joven que fuma marihuana, o cuando está en su oficina o en su casa, podemos palpar sus experiencias de manera sutil pero visceral. Además, el director Corneliu Porumboiu logra conjurar una perfecta atmósfera gris y apagada, la cual resulta sumamente apropiada para complementar esa sensación rutinaria y agobiante que experimenta el protagonista.
Como dije previamente, el guión abarca una amplia variedad de temas, y todos se integran de manera natural al relato. De esa manera, tenemos acertadas críticas contra el sistema policial, atinados comentarios referentes a la gramática (sí, leyeron bien... cuando vean la cinta entenderán de qué estoy hablando) que terminan siendo parte integral de la historia (un rasgo realmente original, ya que, si la memoria no me falla, jamás había visto ninguna otra película que se metiera de manera tan profunda en temas lingüísticos) y hasta un ácido sentido del humor en la forma de una sutil sátira de la burocracia rumana.
Las actuaciones del elenco entero son excelentes, adoptando un estilo tan natural que los intérpretes complementan a la perfección el realismo logrado por Porumboiu. Particularmente quiero destaca el trabajo de Dragoș Bucur en el rol principal; por debajo de su aparente inexpresividad, logra transmitir muy elocuentemente el tedio y falta de entusiasmo que experimenta su personaje a través de su lenguaje corporal e impasible rostro.
En conclusión, entiendo por qué algunos espectadores podrían encontrar Policía, Adjetivo aburrida, pero a mí me pareció una experiencia fascinante, además de refrescante por su inventiva y su alejamiento de toda convencionalismo. En otras palabras, otra buena muestra de cine rumano, con la inteligencia y la detallada puesta en escena que suelen distinguir a las películas de esa nacionalidad.
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