domingo, 13 de mayo de 2018

Construyendo la Vida (Life as a House, 2001)

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Reseña: Como ya he dicho en muchas ocasiones, tengo aversión hacia las películas emocionalmente manipuladoras y repletas de golpes bajos. Por eso, empecé a ver Construyendo la Vida (sobre un arquitecto con una enfermedad terminal que decide recomponer la relación con su hijo construyendo una casa) temiendo que iba a ser una de esas cintas. Sin embargo, aunque no niego que Construyendo la Vida tenga algo de artificio en su contenido emocional y de que algunas de sus metáforas están presentadas de manera demasiado subrayada, debo decir que la encontré tolerable y que no me arrepiento de haberla visto.

Creo que el principal punto fuerte de Construyendo la Vida son las excelentes actuaciones. Kevin Kline y Kristin Scott-Thomas, como el arquitecto y su ex-esposa (respectivamente), brindan trabajos absolutamente sinceros y repletos de expresividad, transmitiendo mucho más con sus gestos que con sus palabras. Incluso Hayden Christensen, un actor que siempre me había sido indiferente, logró dejarme muy buena impresión como el hijo del protagonista. El elenco secundario también hace un buen trabajo, aunque no hay duda de que la cinta entera descansa sobre los hombros de esos tres intérpretes, cuyo trabajo es merecedor de aplauso.

Por lo demás, la dirección de Irwin Winkler mantiene fluidez y buen ritmo (aunque hace un uso excesivo de música de fondo en algunas ocasiones), mientras que los aspectos técnicos son meramente funcionales... exceptuando la cinematografía del fallecido Vilmos Zsigmond, la cual es bellísima (esas imágenes del Sol reflejado en el mar son auténticas postales). El guión no ofrece nada nuevo, y como dije previamente, es un poco artificial y subrayado; sin embargo, debo admitir que logró esquivar el golpe bajo y la fácil manipulación.

Comparándola con otras cintas que vi recientemente, Construyendo la Vida afortunadamente logró evitar los burdos extremos sentimentaloides de Jinete de Ballenas (Whale Rider, 2002), aunque se ubica muy por debajo de la desgarradora y palpable honestidad emocional de Secret Sunshine (Milyang, 2007). En fin, dejando de lado comparaciones, Construyendo la Vida resultó mejor de lo que esperaba y no me aburrió en ningún momento, por lo que creo que le puedo dar una mediana recomendación.

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