miércoles, 29 de noviembre de 2017
Mi Nombre es Todo lo que Tengo (My Name is Joe, 1998)
Reseña: Mi Nombre es Todo lo que Tengo (¿Hacía falta asignarle un título tan aparatoso, cuando el original era tan sencillo y concreto?) tiene una primera parte bastante buena, en la que todo parecía indicar que estábamos ante un íntimo y emotivo drama con un personaje principal (un ex-alcohólico que trata de corregir algunas cosas en su vida) que crea inmediata empatía con el espectador. Hasta ese momento, Mi Nombre es Todo lo que Tengo me estaba pareciendo un relato sencillo pero efectivo, plagado de humanidad y corazón.
Lamentablemente, cuando llegamos a la parte media, se introduce un conflicto que parece injertado a la fuerza, y el sobrio tono del principio desaparece abruptamente con situaciones tiradas de los pelos que son la completa antítesis del creíble realismo que la película había cultivado previamente. Es una lástima que eso haya sucedido, porque la película me estaba gustando bastante, y ese repentino cambio me dejó un sabor amargo, por no mencionar que termina opacando varios méritos de la cinta.
Por el lado positivo, la actuación de Peter Mullan es extraordinaria de principio a fin. Es asombrosa su capacidad para hacer querible a su personaje de manera casi automática, y podemos deducir sus genuinas y sinceras emociones tan solo con sus sutiles expresiones. El resto del elenco también hace un buen trabajo, pero se ve un poco opacado por el tremendo trabajo de Mullan.
En conclusión, si Mi Nombre es Todo lo que Tengo hubiera mantenido el camino de su primera mitad, creo que podría haber sido una cinta poderosa y memorable. Pero, en su estado actual, sus logros se ven saboteados hasta cierto punto por una segunda mitad forzada y poco satisfactoria. De todas maneras, creo que la actuación de Mullan es tan buena que tan solo por él vale la pena darle una oportunidad a esta cinta.
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