miércoles, 30 de agosto de 2017

Moolaadé (2004)

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Reseña: Como ya he comentado en otras ocasiones, generalmente me resulta atractivo ver películas que transcurren en remotas partes del mundo (desde mi punto de vista), pues, más allá de sus atributos artísticos, nos permiten atisbar culturas y formas de ver el mundo diametralmente opuestas a las nuestras. Eso me ocurrió con Mooladé, la cual retrata una tribu africana (la cinta es de producción mayoritariamente senegalesa, aunque fue rodada en Burkina Faso), y los esfuerzos de una mujer para evitar que unas niñas sean sometidas al rito de la ablación (es decir, la mutilación de sus clítoris), el cual es una práctica usual en algunas partes de ese continente. En lo que respecta a Mooladé como obra artística, me dejó con sensaciones encontradas.

Para empezar, algunas segmentos durante la parte media de la cinta se me hicieron aburridos. Tras establecer las cosas de manera clara y elocuente durante el primer acto, el segundo se estanca un poco con varias escenas que no contribuyen nada particularmente sustancioso, lo cual ocasionalmente retó un poco mi paciencia. Entiendo que sería ridículo esperar entretenimiento fácil en una película como esta, pero hubiera agradecido un poco más de dinamismo y concisión en algunos momentos.

Sin embargo, durante el último tramo, Mooladé ofrece algunas escenas increíblemente poderosas e impactantes, las cuales compensaron con creces el ocasional tedio que había experimentado previamente. Las actuaciones son fenomenales, carente del más mínimo artificio y transmitiendo emociones de la manera más realista posible. Por último, aprecié mucho que Mooladé no ofrezca simplistas divisiones entre héroes y villanos; simplemente tenemos personas con diferentes puntos de vista, y cada uno está fuertemente influido por la cultura e ideología que les fue inculcada durante toda su vida.

Entonces, aunque haya que sobrellevar algunos períodos de aburrimiento, creo que la experiencia general de Mooladé vale la pena, ya que lo bueno que tiene para ofrecer es tan bueno que mis quejas contra ella quedan bastante compensadas. Ciertamente requiere cierta paciencia y predisposición, y de ninguna manera es una experiencia pasatista ni mucho menos, pero creo que logra su objetivo de dejar al espectador pensando.

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