lunes, 4 de marzo de 2019
Macbeth (2015)
Reseña: Hace apenas unos meses, vi El Mercader de Venecia (The Merchant of Venice, 2004), y ahora Macbeth, otra adaptación de una legendaria obra teatral del célebre William Shakespeare, y ciertamente resulta interesante contemplar los distintos enfoques con los cuales ambas fueron realizadas. El Mercader de Venecia era una película que derrochaba opulencia, con fastuosos decorados y vestuarios, mientras que Macbeth es una cinta austera y hasta minimalista. Aunque me gustó El Mercader de Venecia, creo que, en retrospectiva, el estilo de Macbeth produce resultados más satisfactorios a largo plazo, ya que el foco radica en los personajes y su compleja psicología, en lugar de prestar tanta atención a los aspectos técnicos que terminan corriendo el riesgo de llamar la atención por sí solos, consecuentemente anteponiéndose a la narrativa en algunas ocasiones.
A pesar de que la obra teatral de Macbeth se escribió hace más de cuatrocientos años, sus temas siguen vigentes en la actualidad, mostrando cómo puede corromper a una persona el hambre de poder y reflejando un gobierno tiránico. La evolución que experimenta el epónimo Macbeth es muy interesante, empezando como un fiel hombre del rey hasta que luego, manipulado por su esposa, se convierte gradualmente en un monstruo que no se detendrá ante nada para ser cada vez más poderoso. Tanto Macbeth como su esposa son personajes rebosantes de textura y profundidad, y lo más importante de todo es que nunca pierden su inherente humanidad, independientemente de lo reprobables que puedan ser sus acciones.
Michael Fassbender brinda una excelente actuación como Macbeth, simultáneamente medida y llena de intensas emociones que él logra transmitir tan solo con su mirada y sus expresiones. Por su parte, Marion Cotillard brinda otro excepcional trabajo como la esposa de Macbeth, además de poseer una magnética presencia escénica que la hace hipnótica cada vez que aparece. El elenco secundario también hace un sólido trabajo, destacando a Paddy Considine como Banquo, el bondadoso amigo de Macbeth quien terminará teniendo una importante fricción con él, y David Thewlis como el rey de Escocia a quien Macbeth empieza sirviendo para luego decidir destronarlo.
Como dije en el primer párrafo, Macbeth carece del lujo y la fastuosidad que solemos ver en el cine "de época", lo cual ciertamente contribuye a darle una atmósfera distinta, más íntima y menos grandilocuente. Las escenas de batalla también esquivan a la espectacularidad, aunque me gustó el estilo visual que el director Justin Kurzel imprimió en ellas (particularmente la que ocurre cerca del final, en donde el manejo de la paleta de colores es genuinamente precioso).
Finalmente, también aprecio que Kurzel haya sabido evitar toda teatralidad en Macbeth, concibiendo la experiencia en imágenes y brindándole un lenguaje visual simultáneamente sobrio y dinámico, por lo que la cinta nunca se vuelve monótona ni estática a pesar de sus extensos diálogos y monólogos. En resumen, una muy interesante adaptación de una venerable obra teatral que no ha perdido relevancia a pesar de los siglos que han transcurrido desde que fue escrita, auxiliada por impecables actuaciones y una sólida dirección.
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