viernes, 1 de marzo de 2019
Lords of Chaos (2018)
Reseña: Nunca me ha entusiasmado particularmente el género musical "heavy metal". De ninguna manera estoy queriendo decir que me parezca malo, pero ese tipo de música es definitivamente un gusto adquirido... y ese en particular no coincide con el mío. Sin embargo, aunque su trama esté directamente conectada con ese mundillo, creo que no hace falta ser un erudito en "heavy metal" para apreciar las virtudes de Lords of Chaos, un interesante retrato de "metaleros" que llevan dicha afición a niveles que superan lo racional al punto de cometer asesinatos e incendiar iglesias.
Inspirándose libremente en hechos reales (lo cual la película establece al principio con la frase "basada en la verdad, las mentiras y lo que realmente sucedió), Lords of Chaos está ambientada en Noruega entre fines de los '80 y principios de los '90, un país y una época en donde floreció el movimiento "black metal". En ese contexto, encontramos a "Euronymous", un joven interesado en crear "auténtico metal noruego", lo cual lo termina poniendo en contacto con personas cada vez más peligrosas.
Contrario a lo que pudiera creerse, Lords of Chaos no dedica una gran cantidad de tiempo a la música metalera (aunque desde luego está presente; particularmente, quiero destacar una escena al principio de la película que retrata un concierto, la cual me pareció muy bien filmada, capturando perfectamente la atmósfera pesadillesca y aturdidora de ese entorno). La cinta está más interesada en mostrar las conductas enfermizas y aberrantes que puede desencadenar el obsesivo fanatismo, lo cual le brinda inusitada profundidad psicológica a la experiencia.
Antes de ver Lord of Chaos, me daba un poco de desconfianza la presencia del director Jonas Åkerlund tras las cámaras. La única película que había visto de este cineasta había sido Spun (2002), la cual derrochaba estilo (aspecto que tiene muy bien entrenado tras una extensa carrera realizando video-clips) aunque se hacía evidente que Åkerlund tenía dificultades en conducir una narrativa de manera fluida y satisfactoria. Afortunadamente, el trabajo de este director resulta mucho más disciplinado en Lords of Chaos, dejando un poco de lado el estilo (aunque sin descuidarlo) para enfocarse más en desarrollar naturalmente la narrativa, además de haber trabajado con un guion con mayores matices. Adicionalmente, Åkerlund vivió de cerca la escena metalera en Europa durante los '80, ya que fue baterista del grupo sueco Bathory.
Las actuaciones de Lords of Chaos me parecieron bastante buenas, empezando por Rory Culkin como Euronymous. El trabajo de este actor logra genuinamente humanizar a su personaje, mostrándolo como un joven normal que se ve cada vez peor afectado por malas influencias, haciendo más y más difícil la posibilidad de una escapatoria. Jack Kilmer logra brindar un aura apropiadamente trágica y perturbada en su papel de un cantante con tendencias suicidas, mientras que Emory Cohen logra ser genuinamente temible tan solo con sus elocuentes expresiones.
Por el lado negativo, hay algunos momentos de Lords of Chaos en la parte media que resultan un poco repetitivos y obstruyen ligeramente el flujo narrativo. A pesar de eso, la balanza general cae del lado positivo, por lo que siento que puedo recomendarla con confianza, aunque con la advertencia de que hay algunas escenas de violencia tan crudas y viscerales que podrían perturbar a algunos espectadores. Es en esos momentos cuando Lords of Chaos más precisamente demuestra los terribles extremos a los que puede llegar el fanatismo irracional.
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