jueves, 21 de marzo de 2019
Sister (L'Enfant d'en Haut, 2012)
Reseña: En una concisa duración de poco más de noventa minutos, Sister nos ofrece un relato aparentemente sencillo: un pre-adolescente, llamado Simon, roba objetos en un resort de ski en Suiza, los cuales luego revende para sustentarse a él y a su hermana mayor. Sin embargo, esa sencillez es superficial, porque, en el fondo, Sister es una película rica en connotaciones y niveles psicológicos, cuyo eje gira en torno a la particular relación fraternal entre los dos personajes principales.
Es realmente interesante la dinámica familiar que se establece entre Simon y su hermana. A pesar de su corta edad, él ocupa el rol de "hombre de la casa", aportando el sustento económico (aunque sea mediante actos delictivos) y cuidando constantemente a su hermana. Por el contrario, ella es inmadura y no parece tener un propósito en su vida a pesar de ya ser una mujer de veintitantos años; su único interés parece radicar en salir con hombres, y no en asentarse. No obstante, a pesar de comportarse como una persona más centrada y "adulta" de lo común para su edad, Simon no deja de ser un pre-adolescente, por lo que siempre necesita el cariño y la contención de su hermana. En pocas palabras, Sister retrata una relación compleja y muy humana, con la cual resulta fácil construir una empatía emocional... y todo termina adquiriendo una dimensión adicional a partir de una revelación que ocurre más o menos a mitad de la cinta.
Kacey Mottet Klein y Léa Seydoux comparten una química perfecta como Simon y su hermana (respectivamente). Ambos podrán tener ocasionales peleas y encontronazos, para basta con simplemente ver la manera en la cual Klein y Seydoux se miran mutuamente para comprender fácilmente el profundo amor fraternal entre sus personajes. El resto del elenco tiene intervenciones relativamente breves, ya que la cinta entera descansa sobre los hombros de Klein y Seydoux, quienes se muestran a la altura con sus excelentes trabajos.
En conclusión, Sister es una película pequeña y sin grandes pretensiones, pero ahí radica su principal virtud, ya que eso le permite ofrecer un relato con múltiples texturas narrativas y emocionales en su fondo, complementado por sólidas actuaciones y la sobria visión de la directora Ursula Meier, quien permite que la experiencia respire y se desarrolle naturalmente, sin apresurar nada, pero tampoco permitiendo que se estanque el ritmo.
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