domingo, 17 de marzo de 2019
Loro (2018)
Reseña: Casualmente, vi Loro apenas unos días después de El Vicepresidente (Vice, 2018), y ambas comparten varios puntos en común, aunque Loro está encarada de manera más inteligente y satisfactoria que la otra. Ambas retratan controversiales figuras del mundo de la política (Silvio Berlusconi en el caso de Loro; Dick Cheney en lo que respecta a El Vicepresidente), pero hay algo en particular que las hace sustancialmente diferentes: El Vicepresidente utiliza a Cheney como un simple blanco de burlas y ataques, mientras que Loro pinta a Berlusconi con genuina humanidad, creando empatía con el espectador, aunque sin por ello pasar por alto sus errores ni manejos sucios. Eso hace que Loro posea profundidad y diversos matices en su análisis y reflejo del personaje central.
Sin embargo, eso no significa que Loro esté exenta de fallas. La cinta dura dos horas y media, y ciertamente se podría haber acortado esa extensa duración. Particularmente, creo que se dedica demasiado tiempo a las aparatosas fiestas en las cuales participan los personajes; ciertamente reflejan la era de Berlusconi, y están retratadas con el atractivo estilo visual al cual el director Paolo Sorrentino nos tiene acostumbrados. No obstante, creo que algunas se podrían haber acortado, y otras directamente eliminado, ya que llega un punto en el cual terminan estorbando el flujo narrativo.
Afortunadamente, hay abundantes aspectos para sostener la atención del espectador a lo largo de Loro, desde la visión de Sorrentino como director hasta el minucioso retrato de la figura de Berlusconi, lo cual también sirve para brindar atinados comentarios sobre la política. Como podía esperarse, Toni Servillo brinda una brillante actuación en el rol central, haciéndole justicia a lo bien escrito que está su personaje. El resto del elenco hace un buen trabajo, y definitivamente se aprecia la abundante belleza femenina que aparece a lo largo del metraje.
En conclusión, creo que Loro podría haber sido una gran película con una edición más ajustada. Aún así, hay suficientes razones para recomendarla como una de las pocas "biopics" que genuinamente logran pintar una imagen rica y multi-dimensional del sujeto examinado, en lugar de limitarse a ser una mera enumeración de hechos reales. A fin de cuentas, lo que más termina importando en Loro es el hombre en lugar del político, y eso es lo que le brinda textura y riqueza a la experiencia.
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