lunes, 19 de febrero de 2018

Vendredi Soir (2002)

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Reseña: Con excepción de Un Bello Sol Interior (Un Beau Soléil Interieur, 2017), su película más convencional y, quizás por ello, menos lograda hasta el momento (al menos de las que he visto), la directora Claire Denis apela a brindar experiencias cinematográficas que apelan fuertemente a lo sensorial. Películas como Bella Tarea (Beau Travail, 1999), Trouble Every Day (2001), 35 Rhums (2008), White Material (2009) o Les Salauds (2013) son absolutamente dispares entre sí, pero todas logran transmitir al espectador sensaciones muy intensas y palpables. Vendredi Soir también forma parte de ese grupo, y me pareció una película poética y seductora, desbordante de un delicado pero poderoso erotismo y de un estilo muy particular que habla por sí solo de la distintiva visión de esta talentosa directora.

Ni bien empieza, Vendredi Soir ya logra establecer una atmósfera hipnótica. Lo que se nos muestra principalmente son diversos lugares de París, pero presentados con un "sabor" onírico que nos hace percibirla como una ciudad llena de misterios. Denis mantiene dicho onirismo a lo largo de toda la cinta, con mínimos diálogos y una gran variedad de ideas visuales. En otras palabras, Vendredi Soir no es una película que esté interesada en contar una historia propiamente dicha, sino en hacernos vivir una experiencia que tiene que ser vista en lugar de descripta. Por mi parte, me parece admirable que una cinta logre despertar emociones y sensaciones tan vívidas e intensas partiendo de una trama casi inexistente.

Otro aspecto que me pareció muy valioso de Vendredi Soir (y que también supe apreciar en la previamente mencionada Trouble Every Day) es la manera en la que Denis filma los cuerpos en las escenas de amor. Vendredi Soir no muestra cosas particularmente gráficas o explícitas en dichos momentos, pero la particular manera de Denis de capturarlos (con tomas cerradas y primeros planos de diferentes partes de los cuerpos) hace que esas escenas resulten tremendamente sensuales, justamente por la delicadeza con la que están retratadas.

No niego que hay que tener paciencia con Vendredi Soir; la propuesta de Denis en este caso es muy radical, y desesperará a aquellos espectadores acostumbrados a ritmos frenéticos o a relatos simples y lineales que no dejan nada a la imaginación. Pero quienes se dejen llevar por esa propuesta, serán recompensados con una estimulante experiencia que tiene plena confianza en el poder de las imágenes para atrapar a la audiencia. A fin de cuentas, creo que el cine se trata exactamente de eso.

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