miércoles, 31 de octubre de 2018
Rojo (2018)
Reseña: Creo que Rojo está entre lo más interesante que el cine argentino ha dado en los últimos años. Desde el principio, logra llamar la atención, con escenas simultáneamente intrigantes e impactantes, para luego ir llevando al espectador por territorio hipnótico que ofrece una amplia variedad de lecturas. El resultado final es fascinante, además de ofrecer abundante material para dejar al espectador pensando por largo rato.
La principal virtud de Rojo es ser deliciosamente impredecible, presentando eventos que no parecen tener conexión, por lo que se despierta la curiosidad de intentar dilucidar hacia dónde se está dirigiendo la película realmente. Y si bien muchas cosas se van desentrañando con el correr de la cinta, algunas cosas son dejadas sin respuesta, estimulando la imaginación del espectador y permitiéndole completar la experiencia dentro de su propia cabeza.
Adicionalmente, el estilo visual del director y guionista Benjamín Naishtat es poderoso y sugerente, repleto de simbología e ideas visuales que cada espectador interpretará de manera diferente (hasta el significado del título no queda aclarado de manera explícita). Por lo demás, la ambientación durante la década de los '70 es detallada y creíble, y las actuaciones del elenco entero son impecables, destacando a Darío Grandinetti, Alfredo Castro y Diego Cremonesi.
En conclusión, Rojo me pareció una excelente película, combinando tensión, drama, macabro humor negro y hasta comentario social que nunca se presenta de manera evidente en un paquete atrapante y muy satisfactorio. Aún a días después de haberla visto, Rojo sigue dando vueltas en mi cabeza, y sigo encontrándole nuevos matices y capas, y esa es la marca de una provocativa experiencia que genuinamente logra dejar su huella en la audiencia.
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