martes, 31 de octubre de 2017

The Transfiguration (2016)

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Reseña: A veces, las sorpresas más agradables nos las dan aquellas películas que pasaron "debajo del radar"... en otras palabras, aquellas cintas de bajo presupuesto, con actores desconocidos, que no fueron muy vistas ni que tampoco recibieron mucha atención por parte de los críticos. Todo eso me lleva a The Transfiguration, de la cual no esperaba mucho, pero que terminó resultando una apasionante y memorable experiencia cinematográfica repleta de admirables atributos que merecen ser apreciados por cualquier fan del buen cine, independientemente del género en el cual queramos encasillarla.

Y eso me lleva a la cual quizás sea la principal virtud de esta excelente película; como he dicho en muchas ocasiones, los buenos relatos son aquellos que logran funcionar en múltiples niveles, y como tal, The Transfiguration funciona maravillosamente bien como película de terror, como thriller psicológico, como drama y hasta como una conmovedora historia de amor, y el director y guionista Michael O'Shea (haciendo un asombroso debut) logre que todos esos niveles se complementen mutuamente y formen parte de un todo meticulosamente armado y expertamente ejecutado.

O'Shea mantiene un ritmo deliberado pero atrapante desde el primer segundo, que gradualmente nos va envolviendo en el relato, al mismo tiempo que vamos conociendo las complejas psicologías de los personajes. Otra cosa que O'Shea logró recrear muy bien fue la atmósfera de la cinta, la cual logra envolver al espectador de entrada y contagiarlo con la inquieta sensación de que algo malo está a punto a suceder.

Las actuaciones también están entre los principales atributos de The Transfiguration. Eric Ruffin y Chloe Levine conforma un extraordinario dúo protagónico, doblemente impresionante por tratarse do dos intérpretes muy jóvenes con escasa experiencia actoral. Ruffin interpreta a un adolescente que mantiene un rostro aparentemente impasible, pero logra transmitir al espectador cada una de las emociones que su personaje vive en su interior, además de expresar de manera sumamente creíble el peso que ciertos traumas de su pasado dejaron en su vida. Levine expresa perfectamente la calidez de su personaje, al mismo tiempo que también logra transmitir la angustia y desolación que su personaje tiene en la vida, los cuales empiezan a paliarse una vez que va desarrollando una relación con el personaje de Ruffin. Por último, la química entre ambos es fantástica.

Traten de no saber absolutamente nada sobre la trama de The Transfiguration antes de verla, ya que, de esa manera, podrán saborear mejor la exquisita manera en la cual O'Shea fue construyendo el relato, para luego traducirlo en imágenes mediante una puesta en escena sobria pero poderosa y repleta de sugestión. The Transfiguration me recordó un poco a It Stains the Sands Red (2016), otra película que vi en tiempos recientes, ya que, si bien son muy distintas en lo que respecta a trama y estilo, ambas tomaron algunos elementos que se ven comúnmente en el cine de terror, y lograron re-interpretarlos de manera fresca, creativa y fascinante, al mismo tiempo que los usaron como trasfondo de relatos más profundos y emocionales de los que habitualmente vemos en este género.

En resumen, The Transfiguration es una experiencia única, y la recomiendo con toda vehemencia como una película impredecible, distinta y muy entretenida, además de dejar un impacto que logra quedarse con el espectador por largo rato. O'Shea se revela como un muy prometedor cineasta, por lo que solo queda esperar que no sea un "one-hit wonder", y que sus futuros proyectos logren estar a la altura de las elevadas expectativas que The Transfiguration logró establecer.

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