martes, 9 de enero de 2018

Crimson Gold (Talaye Sorkh, 2003)

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Reseña: Crimson Gold (por practicidad, llamaré a esta película iraní mediante su título en inglés) empieza con un violento asalto a una joyería. Luego de esa primera escena, vemos cómo las circunstancias de vida que llevaron a un repartidor de pizza a convertirse en un ladrón. Eso está retratado de una manera muy inusual, que ciertamente ofrece recompensas a largo plazo, aunque hace falta una dosis especial de paciencia por parte del espectador.

En Crimson Gold, el director Jafar Panahi (una figura muy controversial en Irán, quien actualmente tiene prohibición de realizar cine, además de haber cumplido una condena de 6 años en prisión; ambas cosas se deben a que se dice que este cineasta hace propaganda en contra del gobierno iraní) deja que todas las escenas se extiendan hasta el infinito. Ciertamente hay una justificación válida para ello, pero mientras la película transcurre, la paciencia del espectador es puesta a prueba con escenas que se hacen eternas y en las cuales no parecen ocurrir muchas cosas.

Sin embargo, a pesar del ocasional tedio que sentí mientras miraba Crimson Gold, esta es una de esas cintas que empiezan a decantar mejor cuando son vistas en retrospectiva, y se logran reconocer detalles y válidos mensajes que elevan la experiencia, aunque quizás no logren apreciarse del todo mientras uno está propiamente mirando la película. Adicionalmente, el elenco de actores no-profesionales (como dato curioso, el intérprete que ocupa el rol principal -Hossain Emaddedin- sufre de esquizofrenia paranoide en la vida real, lo cual le brinda un ángulo medianamente perturbador a su personaje) le brinda a la experiencia un realismo semi-documental que hace más difusa la división entre realidad y ficción.

Entonces, aunque ocasionalmente aburra un poco, Crimson Gold tiene muchas cosas interesantes para ofrecer, aunque nos demos cuenta de la mayoría de ellas en retrospectiva. En mi humilde opinión, eso amerita una recomendación con las debidas reservas, aunque entiendo que eso alejará a mucha gente de esta cinta. Sin embargo, creo que, a fin de cuentas, Crimson Gold logra funcionar tanto como película y como comentario social, y creo que, tan solo por eso, merece respeto.

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