domingo, 6 de enero de 2019
Animals (Tiere, 2017)
Reseña: Animals es una de esas películas que no siguen una lógica convencional, ofreciendo una experiencia onírica en la que lo que vemos puede ser un sueño dentro de otro sueño, o una realidad afectada por una sucesión de "loops" o simplemente una experiencia a la cual no conviene buscarle una explicación racional para simplemente dejarse llevar por el delirio que propone la cinta. Generalmente suelen gustarme ese tipo de películas, pero Animals no me terminó de convencer; tiene momentos interesantes y bien logrados, pero, en otras instancias, me pareció estar simplemente viendo una película sin pies ni cabeza que buscaba disfrazar incoherencia de profundidad.
A grandes rasgos, la narrativa de Animals se divide en dos partes: por un lado, vemos a un matrimonio que se va de vacaciones a Suiza y experimenta cosas cada vez más extrañas luego de atropellar a un oveja; y por el otro lado, vemos a la mujer encargada de cuidar el departamento de dicho matrimonio en Austria hasta que ellos vuelvan de las vacaciones. Sin embargo, se le dedica mucho más tiempo a la primera de esas líneas narrativas, aunque yo encontré más provocativa la segunda; ahí es cuando el director Greg Zglinski logra crear mejor una atmósfera pesadillesca, además de ofrecer tangentes misteriosas e inquietantes.
Lamentablemente, todas las partes dedicadas al matrimonio me parecieron poco interesantes y ocasionalmente tediosas, con varias instancias de absurdismo que no funcionaron para mí, además de enredarse cada vez más en tangentes que pretenden ser profundas, pero que terminan siendo arbitrarias. Como dije anteriormente, he apreciado muchas películas que escapan a una lógica tradicional; pero, en este caso, no sentí que Zglinski se jugara de lleno por el surrealismo, intentando dar vueltas narrativas que intentan sorprender cuando solo logran causar indiferencia.
Entonces, Animals tiene algunas cosas que funcionan, pero muchas que no, por lo que la experiencia completa no logró dejarme satisfecho en mi caso. Esta es otra de tantas cintas en las cuales la influencia de David Lynch es evidente, aunque sin genuinamente captar lo que hace que las películas de dicho cineasta sean hipnóticas: encontrar significado y profundidad en algo que parece superficialmente ilógico.
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