martes, 8 de enero de 2019
I Am Not a Witch (2017)
Reseña: Al igual que otras películas africanas que he visto (como Mooladé -2004- o Timbuktu -2014-), I Am Not a Witch no está tan interesada en contar una historia concreta, sino en retratar viñetas que ilustran sobre las devastadoras y dolorosamente reales experiencias que experimentan a diario los habitantes de la mayoría de los países de ese contiente. En el caso particular de I Am Not a Witch, eso da como resultado una película intensa y con un mensaje contundente, aunque ocasionalmente cansada.
I Am Not a Witch transcurre en Zambia, en donde Shula, una niña de nueve años, es acusada de ser una bruja, y llevada a un campamento donde básicamente es obligada a realizar trabajo esclavo y a funcionar como una "atracción" para los turistas. El modo mediante el cual la directora y guionista Rungano Nyoni ilustra esa situación es inteligente, ya que nada está expuesto de manera explícita; por el contrario, Nyoni permite que las acciones de los personajes hablen por sí solas, y de esa manera, el espectador logra deducir el mensaje de la cinta.
Por el lado negativo, tengo que admitir que I Am Not a Witch contiene algunos momentos que me aburrieron un poco. La ausencia de un eje narrativo concreto da lugar a algunas escenas que tienden a divagar y perder el foco, resultando innecesarias y no aportando nada sustancioso a la experiencia. Afortunadamente, hay abundantes virtudes para contrarrestar esa objeción en buena medida, desde la sutil pero fuerte crítica hacia la explotación y sufrimiento que padecen muchas personas en África hasta la seguridad y distintiva visión demostrada por Nyoni en su faceta como directora, sin olvidar un final que alcanza un elevado nivel de potencia emocional.
En conclusión, I Am Not a Witch no es una película que pretenda entretener, sino ilustrar al espectador sobre la cruel realidad que muchas personas africanas experimentan en su día a día. Como tal, creo que la cinta sale airosa en dicho objetivo, ya que, a pesar de algunas fallas, logra ofrecer una experiencia provocativa y profunda, sin jamás regodearse en la miseria ni el sufrimiento. Entonces, la considero merecedora de una recomendación, advirtiendo que no es una película pasatista ni mucho menos, sino una dura y deprimente.
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