jueves, 13 de diciembre de 2018
The Wild Pear Tree (Ahlat Ağaci, 2018)
Reseña: La primera película que vi del aclamado director turco Nuri Bilge Ceylan fue Lejano (Uzak, 2002), la cual no era una experiencia particularmente accesible, aunque me gustó por su elocuente retrato de la soledad y la tristeza, con un tono reposado y completamente carente de exageraciones dramáticas. Luego, vi Once Upon a Time in Anatolia (Bir Zamanlar Anadolu'da, 2011), y esa se me hizo tediosa y extremadamente auto-indulgente. Creo que la más reciente película de Ceylan, The Wild Pear Tree, estaría en algún lugar intermedio, ya que contiene muchos elementos valiosos e interesantes, aunque nuevamente se manifiesta la auto-indulgencia.
The Wild Pear Tree dura un poco más de tres horas, y realmente no había necesidad de que fuera tan larga. Me da la impresión de que Ceylan es un director demasiado enamorado de su propia película, por lo que no quiso dejar ni un segundo de ella afuera en la sala de edición. Sin embargo, como espectador, me sentí un poco aburrido ocasionalmente con escenas innecesarias que no logran aportar absolutamente nada, y que, en algunos casos, se extienden más tiempo de lo racional.
Es una lástima que eso haya sucedido, porque The Wild Pear Tree está repleta de virtudes que se ven un poco opacadas por esa auto-indulgencia. Entre esas virtudes, encontramos muchos diálogos brillantes que retratan eficazmente la situación que atraviesan muchos jóvenes, no solo en Turquía, sino en todo el mundo, lo cual le brinda una connotación universal al guion. Adicionalmente, Ceylan demuestra buena mano para la puesta en escena y buen ojo para encontrar un balance entre visión artística y auténticas emociones. Finalmente, las actuaciones son excelentes, logrando que cada escena se sienta completamente natural y creíble.
En resumen, The Wild Pear Tree podría haber sido una excelente película extirpando media hora o cuarenta minutos de su duración. Sin embargo, en su estado actual, tenemos una cinta con mucho para admirar, aunque todo eso se vea ocasionalmente saboteado por la sobreabundancia de momentos que tranquilamente se podrían haber extirpado para brindar mayor fluidez y mejor ritmo a la experiencia. Es indudable que Ceylan es un cineasta talentoso, pero sería bueno que empezara a controlar un poco el desmedido amor que parece tener por sus propias películas.
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